3

Liberalismo, socialdemocracia y neoliberalismo, aclaración de conceptos

Para entender cómo hemos llegado hasta la situación presente es necesario previamente definir el significado de los términos que necesitamos para entender el devenir histórico. Es una labor indispensable teniendo en cuenta que vamos a usar palabras que reciben diferentes significados o acepciones según las premisas ideológicas del que las usa [1]. Lo que hago aquí es una justificación semántica de términos de uso polémico como neoliberalismo o socialdemocracia.

Liberalismo

El liberalismo, liberalismo original o liberalismo clásico es el nombre que la historiografía ha puesto al movimiento que nace en Gran Bretaña al final del Antiguo Régimen para dar cobertura ideológica a la Revolución inglesa del siglo XVII. Se opusieron a las ideologías absolutistas predominantes en esa época. La justificación filosófica fue el derecho natural, es decir, creer que existen ciertos derechos individuales que deben respetarse porque son un don que la divinidad ha dado al hombre. Reivindicaban la participación política a través de un parlamento con cargos electos  y que el Estado respete una serie de derechos naturales individuales y que no actúe para violarlos: vida (que nadie sea ejecutado sin razón justificada) libertad (que nadie sea retenido o penalizado arbitrariamente) y propiedad (que a nadie se le expropie arbitrariamente). Derivado de este derecho a la propiedad viene su rechazo a la intervención de los monarcas en el libre mercado con aranceles internos y tributos no justificados. El mercantilismo vigente en su época se marcaba como objetivo aumentar la  riqueza de los monarcas limitando las importaciones y aumentando las exportaciones de manufacturas, mientras que el liberalismo se justificaba teóricamente en la búsqueda de la riqueza individual, no la del gobernante. A pesar de esta diferencia teórica, los defensores del liberalismo no tenían problema con las políticas intervencionistas del mercantilismo porque estas les suponían beneficios particularmente. El libre mercado se defiende en función de que beneficie o no beneficie a tu propiedad privada.

Los defensores de la autorregulación hablaban de una providencial mano invisible que corregía los errores del mercado sin necesidad de intervención estatal. Esta metáfora la toman de Adam Smith [2], pero desvirtúan el significado que le quiso dar el autor. Resulta paradójica esta apropiación habida cuenta de que el propio Adam Smith creía necesaria la labor del Estado como regulador. Tanto para el fundador del liberalismo Jonh Locke, como para el fundador del liberalismo económico Adam Smith el estado debía intervenir  regulando las relaciones económicas e incluso participando como productor para compensar algunos desajustes y eso en nombre de la propiedad privada: 


Según el sistema de la libertad natural, el soberano solo tiene tres deberes que cumplir tres deberes de sobresaliente importancia pero que están al alcance y comprensión de una inteligencia corriente. Primero, el deber de proteger a la sociedad de la violencia e invasión de otras sociedades independientes. Segundo, el deber de proteger, en cuanto sea posible, a cada miembro de la sociedad frente a la injusticia y opresión de cualquier otro miembro de la misma, o el deber de establecer una exacta administración de la justicia. Y tercero, el deber de edificar y mantener ciertas obras públicas y ciertas instituciones públicas que jamás será del interés de ningún individuo o pequeño número de individuos el edificar y mantener, puesto que el beneficio nunca podría reponer el coste que representarían para una persona o un reducido número de personas, aunque frecuentemente lo reponen con creces para una gran sociedad.

Para el liberalismo original o clásico la intervención del estado se plantea como un requisito para salvaguardar los derechos naturales y se integra en este planteamiento. Por lo tanto para alcanzar la libertad es necesario en la misma medida tanto que el estado no se extralimite como que el estado no se inhiba demasiado.  

Socialismo

Desde el siglo XVIII en adelante, coincidiendo con la revolución industrial, hubo un crecimiento económico sin precedentes. Los teóricos del liberalismo atribuyeron este crecimiento a la medidas liberales que se estaban tomando, es decir, a que se aumentaron las libertades políticas y económicas, aunque la verdad es que también ayudó al crecimiento industrial el proteccionismo mercantilista que se mantuvo en gran medida. Donde no tuvo tanto éxito fue en garantizar los derechos humanos y sociales mínimos: la polarización social, las diferencias entre ricos y pobres, se acrecentó sin parar y esto tuvo como consecuencia la aparición de la lucha de clases entre burguesía-proletariado. Esto se materializó en la intermitente ruptura de la paz social: el aumento de las manifestaciones, las huelgas y los disturbios sociales, etc.  En este contexto se expandieron ideologías con aspiraciones revolucionarias a las que se llamó genéricamente socialistas. El socialismo tuvo varias corrientes ideológicas: desde mitad del siglo XIX las principales fueron el socialismo marxista y el socialismo anarquista. Ambos movimientos coincidían en su rechazo del liberalismo tanto en su vertiente económica, como en su vertiente política, es decir, la democracia parlamentaria. El socialismo tuvo como principal teórico a Karl Marx, por lo que el socialismo decimonónico fue fundamentalmente un socialismo marxista. Marx pronosticó la autodestrucción del sistema capitalista por sus propias contradicciones, y su sustitución por un nuevo sistema en el que los medios de producción (tierras, infraestructuras y empresas) pasarían a manos de los trabajadores mediante la nacionalización, es decir, pasarían a ser de propiedad estatal. De esta forma desaparecería el libre mercado que sería sustituido por la planificación económica estatal.  



Socialdemocracia 

A comienzo del siglo XX el sistema económico demostró más resistencia de lo previsto por Karl Marx. Por ello los socialistas de todas las corrientes fueron adoptando posiciones de tipo reformista y no rupturistas. Así pues, en el seno del socialismo marxista apareció la vía reformista que en su momento se llamó revisionista, pero que hoy conocemos como socialismo socialdemócrata. Los socialdemócratas aceptaron el sistema político liberal, es decir, eran partidarios de la democracia parlamentaria y de garantizar una lista de derechos individuales que incluía la propiedad y la libertad de expresión, pero en economía no eran partidarios del libre mercado absoluto. Los socialdemócratas no creían que el mercado pudiera autorregularse de manera eficaz, esto es, de manera que garantizara los derechos individuales. En conclusión veían necesario que el Estado interviniera para corregir los desequilibrios sociales. Pero el intervencionismo en la economía que defienden está también limitado, ya que permiten el libre mercado. Por esto último rompieron con los socialistas partidarios de la completa nacionalización de los medios de producción, que desde 1917 serán conocidos como socialistas comunistas o simplemente comunistas.


Comunismo 

El socialismo comunista ha tenido dos corrientes principales. La primera fue el comunismo revolucionario. Estos comunistas toman como referencia a la Unión Soviética y a otros países que han implantado un sistema al que denominan “socialismo real”. Su principal reivindicación es la nacionalización de los medios de producción, es decir, que pasen a estar bajo el control del Estado e integrados en empresas públicas. Podríamos definir medios de producción como todo aquello que es necesario para producir:  recursos naturales, tierras e infraestructuras. Los comunistas quieren que esta nacionalización sea completa a diferencia de los socialdemócratas que quieren una nacionalización parcial en la medida que sea necesaria. Los socialdemócratas entienden que algunas actividades económicas sí que deben ser de gestión pública como los monopolios naturales o aquellas actividades con las que se garantizan los derechos sociales, pero el resto de actividades pueden regirse por las reglas del libre mercado con una debida regulación. 

Otra diferencia es que mientras los socialdemócratas plantean sus objetivos en términos de reforma. Consideran que los avances sociales se alcanzan poco a poco ganando elecciones en un contexto de democracia parlamentaria, en cambio los comunistas consideran que la democracia parlamentaria está ligada al sistema capitalista y por ello desaparecerá con él. En su lugar defienden sistemas de democracia indirecta sin pluralidad ideológica, las conocidas como dictaduras comunistas.   Por ello los comunistas plantean sus objetivos en términos de revolución.  

Desde los años 70 apareció una nueva forma de comunismo: el comunismo reformista o democrático. En Chile con Salvador Allende se llamó vía chilena, en Europa se llamó eurocomunismo.  Se trata de comunistas desengañados con la URSS por su actitud imperialista con otros países comunistas y partidarios del modelo de democracia parlamentaria con pluralidad de partidos. En este sentido se equiparan a los socialdemócratas en el aspecto político, pero mantienen diferencias cuantitativas en el aspecto económico. Los comunistas democráticos o eurocomunistas reivindican una mayor intervención y control sobre los medios de producción en un grado superior a la que piden los socialdemócratas. 

Keynesianismo 

Poco tiempo después, tras la Primera Guerra Mundial, la revolución rusa y la crisis de 1929 una parte de los liberales encabezados por Keynes, aceptaron la necesidad de intervenir en la economía para corregir los errores del liberalismo económico. Este nuevo tipo de liberalismo se conoce como liberalismo keynesiano o simplemente keynesianismo. No solo querían evitar la crisis económica, también se trataba de evitar que el comunismo de tipo soviético se extendiera por el fracaso del sistema económico liberal. Estos liberales aceptaron la necesidad de que el Estado interviniera directamente en la economía para corregir los errores del liberalismo desregulado.  En este sentido siguen la filosofía de los fundadores del liberalismo, que también creían necesaria la intervención con ese mismo objetivo, lo que hacen en extender y profundizar en este intervencionismo, sobre todo en periodos de crisis.  

Socialdemocracia keynesiana

Desde orígenes diferentes, tanto el socialismo socialdemócrata de origen marxista como el liberalismo keynesiano, confluyeron en unas propuestas muy parecidas orientadas hacia la consecución de una economía de tipo mixto: en parte controlada directamente por el estado, en parte abierta al sector privado. De esta forma se produjo la convergencia entre los partidos socialistas socialdemócratas y los partidos liberales que ahora defendían un liberalismo de tipo keynesiano.  A estas propuestas políticas, es decir, las medidas que tomaron los gobiernos en esta dirección, las llamaremos políticas socialdemócratas keynesianas.

Durante la primera mitad del siglo XX las grandes guerras europeas corrigieron temporalmente los desequilibrios sociales generados por el sistema económico y sirvieron para aliviar la tensión social y evitar la revolución, pero tras la Segunda Guerra Mundial la vía militar se agotó. Entonces se buscó una nueva forma de acabar con los desequilibrios sociales y frenar el aumento de la popularidad de los socialistas de tipo comunista. Por ello los partidos liberales y conservadores decidieron  apostar por el liberalismo keynesiano, es decir, pasaron a defender la aplicación de políticas socialdemócratas hasta cierto punto.

Las políticas socialdemócratas de tipo keynesiano se aplicaron de manera generalizada en Europa y Norteamérica durante la posguerra. De hecho el periodo que va de 1945 a 1975 se conoce como etapa socialdemócrata. Por los excelentes resultados económicos de este período, también se conoce como "la edad de oro del capitalismo" o "los treinta gloriosos" 

Podemos definir a las políticas socialdemócratas keynesianas como aquellas medidas concretas con las que el Estado interviene en  economía para controlar el libre mercado. El intervencionismo se hace para corregir los errores del capitalismo evitando los desequilibrios derivados de la libertad total de mercado. Sobre todo aquellos relacionados con la concentración de capital y el aumento de la polarización. Las políticas socialdemócratas son de tres tipos:
  • Regulando la economía mediante leyes y limitaciones al libre comercio para evitar monopolios y abusos olgárquicos. 
  • Interviniendo directamente en la producción de bienes y servicios con las empresas públicas para evitar el desempleo, garantizar la universalidad de los servicios sociales y el mantenimiento de sectores estratégicos ineficaces si son gestionados de forma privada. Para ello los bancos centrales del Estado, directamente o indirectamente a través de bancos privados, creaban los capitales que se invertían en actividades productivas: industria e infraestructuras. De esta forma se logró acabar con el problema del desempleo. Para compensar la inflación (aumento de los precios) se subían los sueldos y se aumentaban los impuestos. 
  • Creando servicios públicos de cobertura universal pagados por el Estado que redujeron las diferencias sociales y convirtieron a la clase baja en clase media. 
 


Nacimiento del neoliberalismo

Tras las crisis económica posterior al crac de 1929, las políticas económicas de mínima intervención estaban hundiendo más a los países y se entró en una gran depresión. Los gobernantes eran conscientes del problema social que tenían si no hacían algo para sacar a sus ciudadanos de la desesperación. A la Unión Soviética comunista no le había afectado la crisis y seguía creciendo mientras los trabajadores de Europa occidental y de Estados Unidos habían visto decrecer sus niveles de vida. Los gobernantes necesitaban nuevas políticas alternativas ya que el no intervencionismo no parecía funcionar. En ese contexto los economistas liberales de todas las tendencias se reunieron en París en el llamado coloquio Walter-Lipman de 1938 para buscar soluciones a la ineficacia de las políticas liberales frente al temor de un intervencionismo económico creciente. Todos coinciden en buscar la forma de proteger al libre mercado y rechazan el intervencionismo directo en la producción de los países comunistas, de los países fascistas y de los países democráticos (el New Deal americano, etc.). Para ellos los estados deben limitarse a regular (poner reglas) para proteger la competencia evitando los monopolios, pero nunca a intervenir en la economía directamente como productores y distribuidores. A este liberalismo que defiende la intervención únicamente regulando lo llaman “liberalismo positivo”. Allí el economista Alexander Rüstow habló de "neoliberalismo" para referirse a estos nuevos planteamientos y efectivamente coincidieron los pensadores que forjaron las dos primeras escuelas neoliberales: la escuela austriaca y el ordoliberalismo o escuela alemana.

La escuela austriaca y el anarcocapitalismo

La escuela austriaca es una escuela más filosófica que económica. Sus posiciones no siguen criterios cuantitativos, sino que se basan en su fe en un orden natural del que derivan una lista de derechos determinados que ellos han despejado por medio del racionalismo. Para los austriacos el Estado tiene como única función defender los derechos naturales: la vida, la “libertad” y la propiedad privada, es decir, mantener a la policía para perseguir a los ladrones y defender a los propietarios. Los principales ideólogos de la escuela austriaca fueron Mises, Hayek, Rothbard y otros. En un principio se confunden con los ordoliberales, Hayek escribió el primer artículo del primer número de la revista ORDO (1948) en donde se le presenta como “ordoliberal austriaco”. Ordoliberales y austriacos hicieron frente común oponiéndose a las primeras medidas intervencionistas que efectuaron los socialdemócratas austriacos en los años 20. Después ambos se opusieron al liberalismo keynesiano y a los sistemas de economía mixta. Durante la etapa socialdemócrata, los treinta gloriosos, los economistas de la escuela austriaca siguieron criticando las políticas socialdemócratas a pesar de sus buenos resultados. Justificaron su posición por motivos filosóficos o morales: las políticas socialdemócratas son malas porque van en contra del orden natural de las cosas, independientemente de que sus resultados respecto a la producción y la distribución sean buenos.

Hayek es el primero que reconoce la contraposición entre democracia y (neo)liberalismo. La soberanía nacional se enfrenta a sus derechos naturales cuando un pueblo decide democráticamente a partidos que quieren hacer políticas intervencionistas. Por eso Hayek afirma que es necesario limitar la soberanía nacional, desnaturalizar al sistema democrático para que no sea posible hacer políticas intervencionistas . Las encargadas de aplicar en la práctica las ideas de la escuela austriaca y de buscar la forma de limitar la soberanía nacional serán la escuela ordoliberal y la escuela de Chicago.

.

Ordoliberalismo: neoliberalismo práctico  

El ordoliberalismo ("liberalismo del orden") ("liberalismo del orden") o escuela alemana de Wilhelm Röpke,  Alexander Rüstow (el que propuso el término neoliberalismo) , Walter Eucken y  Franz Böhm que se reúnen en torno a la revista ORDO. También se les conoce como escuela de Friburgo o escuela alemana. A diferencia de la escuela austriaca, se trata de una escuela económica y no filosófica. Defienden la intervención del Estado como regulador para lograr que el mercado sea competitivo y que no se establezcan monopolios. Desde posiciones cristianas también defienden una mínima intervención para que las clases bajas tengan un nivel de vida aceptable. Estaban en contra de las políticas de inversión directa de los estados en la economía que estaban haciendo los gobiernos socialdemócratas keynesianos de su época, tampoco querían que los gobiernos impulsaran políticas redistributivas más allá de lo necesario para evitar los disturbios sociales y mantener el “orden”. 

A nivel práctico los ordoliberales tenían claro que era necesario participar en el juego político para tener influencia real, por lo que integraron las filas de los partidos liberales que se turnaban en el poder en algunos países. Desde el poder reducían las políticas socialdemócratas en la medida de lo posible, pero no las desmontaban en su totalidad, por lo que empezaron a recibir la crítica de los austriacos. Los austriacos no participaron en el juego político para preservar su pureza y superioridad ideológica. Los ordoliberales, necesitados del apoyo electoral entienden que las competencias del Estado han de ser suficientemente amplias para evitar concentraciones monopolísticas y para evitar la creación de bolsas de pobreza. Se defendieron de los ataques de los austriacos acusándoles de ser idealistas y de estar  desconectados de la realidad por pensar que el libre mercado puede subsistir sin un Estado que lo regule y lo defienda. Por su parte los austriacos (sobre todo Mises) critican a los ordoliberales por ampliar demasiado las competencias del Estado con la excusa de proteger al libre mercado.  Aunque estas diferencias son más estratégicas que de principios; el ordoliberalismo asume las premisas filosóficas de los austriacos, cree en los mismos derechos naturales y por ello anteponen el libre mercado a cualquier otra consideración. 

El ordoliberalismo, siguiendo las ideas de Hayek (austriaco), encontró la forma de anular la democracia y la soberanía nacional. Para tener la garantía de que ningún país puede aumentar su intervencionismo en la economía por mecanismos democráticos, defendían la pérdida de poder de los Estados y la transferencia de competencias a agencias e instituciones supranacionales dirigidas por economistas liberales, es decir, por ellos mismos. El ordoliberalismo impulsó la creación de la Unión Europea para aplicar en la práctica el federalismo que propuso Hayek con el que eliminar la democracia y la soberanía nacional para imponer el liberalismo económico obligatorio. 

El liberalismo ordoliberal tuvo mucha influencia en el principal partido liberal de Alemania, el CDU y fue la ideología dominante entre los tecnócratas que gobiernan en las instituciones de la Unión Europea y en la España de Franco a partir de los años 60. Los ordoliberales defienden el proyecto de unión económica europea porque pretenden limitar la soberanía económica y monetaria de los gobiernos y traspasar el poder de decisión a sus manos como "expertos" a través de instituciones oficialmente neutrales. Una vez unificada la política económica europea, podrían aplicar sin resistencia sus planes de recorte de gasto público y de reducción de impuestos, es decir, las políticas neoliberales. Para hacer más atractivas sus ideas en la época keynesiana, los políticos vendieron las propuestas ordoliberales como: “economía social de mercado”. Aunque aparentemente tanto el keynesianismo como el ordoliberalismo encajan en el concepto original de liberalismo y la diferencia entre ellos parece ser más cuantitativa que cualitativa, en realidad la diferencia es más profunda. Hay que tener presente que el ordoliberalismo se limita a la regulación y rechaza la intervención directa en la economía productiva que defiende el keynesianismo, eso explica el doble juego de esta corriente escondiendo durante muchos años su referente filosófico: la escuela austriaca. 

La escuela de Chicago: neoliberalismo práctico desde el banco central

Después de la Segunda Guerra Mundial aparece una nueva corriente económica: la escuela de Chicago. Su principal ideólogo fue Milton Friedman. La escuela de Chicago parte de las mismas premisas del ordoliberalismo pero encuentra una nueva forma de reducir la intervención directa del estado en la economía. Proponen sustituir las inversiones directas de los estados por medidas monetarias de los bancos centrales para impulsar el crecimiento indirectamente. De esta forma los estados pierden capacidad de control económico y el poder pasa a los bancos gestionados por actores privados. La escuela de Chicago se compagina perfectamente con el ordoliberalismo e igualmente acusaba a la escuela austriaca de tener posiciones demasiado utópicas y alejadas de la realidad económica, mientras que los austriacos acusaban a los de la escuela de Chicago de intervencionismo excesivo con sus políticas monetarias. 

El anarcocapitalismo: la utopía neoliberal

Desde la escuela austriaca, el norteamericano Murray Rothbard da un paso más y dice que el objetivo ideal es alcanzar un sistema utópico en el que el Estado no tuviera ninguna necesidad de existir y las relaciones sociales se basen en el respeto a los derechos naturales, principalmente el derecho a la propiedad privada. Rothbard aporta el término de anarcocapitalismo para referirse a este sistema ideal.  

El prestigio y el reconocimiento que va adquiriendo la doctrina de la escuela austriaca en las altas esferas desde los años 70 tuvo como consecuencia una escisión de una rama fundamentalista, en el sentido de “volver a los fundamentos doctrinales”. En la década de los 70 los seguidores de la utopía anarcocapitalista de Murray Rothbard marcarán diferencias con muchos filósofos-economistas de la escuela austriaca a los que acusan de ser  demasiado intervencionistas por aceptar la existencia del estado. Desde entonces sus seguidores fundan partidos políticos a los que llaman libertarios. En este sentido se puede considerar el anarcocapitalismo como una forma extrema de la escuela austriaca. 

Tres escuelas pero una única línea política verdadera  

Después de la Segunda Guerra Mundial comenzó a materializarse el “Estado de bienestar” que se había propuesto desde el informe Beveridge (1942). La idea es aumentar la intervención directa del Estado en la economía para garantizar unos derechos sociales mínimos para todos los ciudadanos (seguridad social, educación, sanidad, pensiones, desempleo, etc.).  Estos servicios serían públicos y se mantendrían con impuestos proporcionales a la riqueza. 

En reacción a todo lo anterior surgió el neoliberalismo. La que se podría considerar biblia del neoliberalismo "Camino de servidumbre" de Hayek, se publicó dos años después para criticar al informe Beverdige y a las políticas intervencionistas que se están realizando desde la crisis del 29. La escuela austriaca marcó la filosofía, la escuela ordoliberal y la de Chicago intentan aplicar esta filosofía en la práctica en la medida de lo posible y el anarcocapitalismo no es una escuela teórica propiamente es simplemente una versión extrema y utópica de la escuela austriaca.   

Desde 1947 los principales miembros de la escuela ordoliberal (Röpke), la austriaca (Hayek) y la escuela de Chicago (Friedman) se unieron en la sociedad Mont Pelerin y presidida por el propio Hayek. Ahí se reunían periódicamente y reflexionaban sobre cómo alcanzar su programa común. Las tres escuelas coinciden en sus propuestas prácticas a corto y a medio plazo en la línea de reducir la intervención del Estado en la economía. Aunque los austriacos lo hagan en mayor medida, todos defienden desregulaciones financieras, comerciales, laborales, etc., a las que llaman políticas de libre mercado. Pero fundamentalmente quieren que el estado deje de intervenir en la economía como productor y como distribuidor y por eso defienden la privatización de las empresas públicas y la reducción de impuestos o su desaparición. 

Para justificar teóricamente sus propuestas, los economistas de las tres escuelas pusieron de moda el enfoque económico de los economistas de la escuela neoclásica. Mientras que los economistas liberales clásicos (Smith, Ricardo) usaban enfoques generales (macroeconomía) y enfoques individuales (microeconomía), los economistas neoclásicos destacan los enfoques individuales y hacen derivar de esto todo lo demás.  Por eso las tres destacan el análisis marginalista al que consideran la máxima expresión del pensamiento económico liberal. 

En resumen: varias escuelas neoliberales pero una única línea política verdadera: la reducción de la intervención del Estado en la economía todo lo que se pueda sin poner en peligro el orden público, lo que ellos llaman el minarquismo

Las diferencias teóricas entre ellos son de matiz, son menores incluso que las diferentes corrientes socialdemócratas o las diferentes escuelas comunistas. De modo que la distinción que hacen gala entre ellos responde más a una estrategia publicitaria para aparentar falsa diversidad, ya que sus afinidades doctrinales son objetivamente evidentes [3]


Neoliberalismo teórico

Desde los años 70 estos nuevos liberales reciben el apoyo y la financiación de empresas y de partidos que tradicionalmente se consideran de “derecha”. Por ello en esa época nació el término neoliberal para referirse a estos nuevos liberales: ordoliberales, austriacos y escuela de Chicago. El motivo es que se diferencian de tanto de los  liberales keynesianos (rechazan la idea de que el libre mercado necesite “correcciones”) como de los liberales originales o clásicos.  

Aunque efectivamente el neoliberalismo deriva del liberalismo, ya no son liberales (en sentido original) porque cambian tanto la teoría como la práctica. Respecto a la teoría hay un cambio en las premisas filosóficas. Mientras que el derecho natural del liberalismo consideraba que las relaciones políticas, al igual que las económicas, formaban parte del derecho natural, es decir que lo político y lo económico son dimensiones igual de importantes y deben acomodarse entre ellas, para estos nuevos liberales esto no es así. Para estos nuevos liberales el derecho natural lo constituyen únicamente las relaciones económicas y lo político está subordinado a lo económico [4]. Esto significa que la libertad únicamente puede concebirse en términos económicos y no políticos, de modo que, a diferencia de un liberal (original) para estos nuevos liberales una dictadura puede ser un ejemplo de liberalismo si mantiene abiertas sus fronteras a la inversión y privatiza sus empresas públicas. En cambio si en un país se nacionalizan empresas privadas, pasa a ser una dictadura aunque haya democracia y esa decisión haya sido la más votada electoralmente. 

Desde entonces con neoliberalismo nos referimos a los filósofos y economistas que se oponen al liberalismo keynesiano porque consideran que los derechos políticos están por debajo de los derechos económicos, al contrario de lo que pensaban los liberales originales. 

Dentro del neoliberalismo tenemos posiciones más utópicas como las de la escuela austriaca o los anarcocapitalistas, que no quieren ningún estado para no tener que pagar impuestos. Las justificaciones filosóficas y sus propuestas más extremas se conocen como  neoliberalismo teórico o utópico porque es inaplicable. 

Neoliberalismo práctico

Los economistas ordoliberales o la escuela de Chicago tuvieron  responsabilidades de gobierno durante el período de mayor popularidad de las políticas keynesianas (1945-75), por ello no aplicaron completamente su modelo, sino que lo hicieron parcialmente llegando a acuerdos con los liberales keynesianos, predominantes en este período. Después de 1975 la escuela de Chicago aprovechó la coyuntura para aplicar esas medidas a un ritmo más rápido, pero igualmente lo hizo gradualmente para evitar resistencias sociales. A esta forma progresiva de aplicar las propuestas neoliberales se llama neoliberalismo práctico.  

Pero dentro del neoliberalismo práctico no solo están las propuestas, también están los resultados que son inseparables de esas propuestas. Es importante destacar que la aplicación de estas políticas implica una serie de consecuencias que están fuera del análisis de sus autores, ya que su neoliberalismo teórico es incapaz de explicarlo. Por ello hemos de hablar de neoliberalismo práctico para referirnos a las políticas que realmente se realizan no solo respecto a su ritmo de aplicación, también respecto a sus efectos inevitables. El neoliberalismo práctico es el que realizan los políticos que siguen las recetas de los neoliberales y que aplican sus propuestas en la medida de sus posibilidades. Son políticos de partidos liberales, conservadores o socioliberales (antiguos partidos de izquierda que realizan políticas neoliberales). El  neoliberalismo práctico se caracteriza por su estrategia de la gradualidad. Van privatizando y reduciendo la intervención del Estado en la economía poco a poco y aprovechando coyunturas favorables para evitar la contestación social. Para consolidar estas reformas y que no haya vuelta atrás, el neoliberalismo práctico fomenta las asociaciones de libre comercio con las que los gobiernos pierden soberanía económica y de las que es muy difícil salir sin sufrir un duro castigo económico. En este sentido se puede considerar una  corriente de tipo posibilista, es decir, que intenta llevar las reformas hasta donde sea factible o posible, pero sin destacar el sustrato ideológico. 

La existencia de este neoliberalismo práctico o posibilista que aplica únicamente una parte del programa neoliberal es un elemento fundamental en el  discurso publicitario de los teóricos del neoliberalismo. Gracias a esto siempre pueden explicar/justificar los fracasos prácticos de sus reformas hablando de una “insuficiencia” en la aplicación de medidas privatizadoras. De modo que sus ideas nunca pueden ser falsables, es decir, nunca se puede demostrar que no funcionan porque nunca se han aplicado “completamente”. En este sentido los defensores del liberalismo razonan igual que los defensores del comunismo. Ambos consideran que sus sistemas no han llegado a fracasar porque nunca se han aplicado completamente.

Este razonamiento trampa es permanente porque sus propuestas “completas” son de carácter utópico (irrealizables) debido a que es imposible la existencia de un mercado sin la regulación y la intervención del estado. Además tampoco sería factible reducir “todo lo posible” la intervención estatal en la economía porque como se disparan las diferencias sociales, se produce una fractura social que nos aboca a las revueltas sociales. Y sin paz social nos alejamos también del utópico “mercado libre”.  De esto hablo en profundidad más adelante.  

Etapa neoliberal (1975-)

Los buenos resultados de las políticas socialdemócratas keynesianas relegaron a la marginalidad a los liberales contrarios a la intervención estatal, únicamente los ordoliberales tocaron poder el resto quedó fuera de la ortodoxia económica. Pero las cosas cambiaron en los años 70 con la crisis del petróleo. La crisis coyuntural fue instrumentalizada por los ordoliberales para desbancar a los liberales keynesianos de los centros de poder.  Los ordoliberales aprovecharon su posición de bisagra entre el liberalismo keynesiano (del que eran su ala derecha) y el neoliberalismo (del que eran su ala izquierda)  para ofrecerse como solución de compromiso. La verdad es que actuaron como una quinta columna e introdujeron a los economistas de la escuela de Chicago en puestos de poder. Igualmente beneficiaron a los economistas de la escuela austriaca a los que se premió con reconocimiento académico, se les dio cobertura mediática y se les dotó de apoyo financiero. Los propios neoliberales (ordoliberales + Chicago) no veían sensato dar demasiado poder real a sus compañeros austriacos porque desconfiaban de su carácter poco realista. El resultado fue el lento pero inexorable giro en las políticas económicas. Se aprovechó la coyuntura para ir sustituyendo las anteriores políticas socialdemócratas por las nuevas políticas neoliberales tanto en la práctica como en el pensamiento dominante.

Como los neoliberales son muy influyentes desde las crisis de los años 70 se puede hablar de etapa neoliberal a la que va desde los años 70 hasta el presente [5] . En los años 70 las políticas neoliberales se extienden por América, en los 80 por Europa occidental, en los 90 por Europa oriental y en el siglo XXI por  Asia.

Socioliberalismo 

A medida que la doctrina neoliberal se convirtió en pensamiento único a nivel teórico y que la coyuntura internacional de la globalización hacía cada vez más difícil aplicar políticas económicas alternativas, muchos dirigentes de los  partidos políticos socialdemócratas decidieron adaptarse a esta nueva realidad. Los mismos partidos socialdemócratas comenzaron a aplicar las mismas políticas neoliberales que realizaba el otro partido liberal/conservador cambiando únicamente la velocidad.  A estos partidos se les llama socioliberales. La única diferencia de calado entre un partido socioliberal y los otros partidos neoliberales es que los primeros aplican las políticas neoliberales a un ritmo o a  una intensidad menor que los segundos. Incluso un partido socioliberal puede hacer recuperar medidas socialdemócratas que se habían desarticulado, pero solo en la medida de lo necesario. Es decir, solo si las condiciones sociales han empeorado tanto que los centros de poder consideran que hay que dar un paso para atrás, pero para luego dar otro adelante en cuanto la coyuntura cambie. Esa es la imagen que venden a su electorado: los socioliberales liberalizamos, pero no tanto como los otros. 

Este giro dejó huérfano de partido a las políticas socialdemócratas clásicas de economía mixta. El espacio fue ocupado por los comunistas reformistas, pero la caída de la URSS les afectó negativamente a todos los comunistas; tanto los revolucionarios como los reformistas a pesar de que estos segundos rechazaban el modelo político soviético. 

El prestigio de las escuelas neoliberales afectó también al pensamiento económico keynesiano y se dividió en dos tendencias: 
  • Socialdemócratas neokeynesianos. Evolución del keynesianismo que adoptan las teorías monetarias neoclásicas, igual que hacen los neoliberales. Proponen medidas de aumento de impuestos proporcionalmente para distribuir la riqueza. Esta corriente es aceptada por los socioliberales en casos de necesidad. 
  • Socialdemócratas poskeynesianos. keynesianos que mantienen las ideas monetarias de Keynes y rechazan la teoría monetaria neoclásica que usan los neokeynesianos. Proponen la participación directa del Estado en la economía como productor y como  empleador creando los puestos de trabajo necesarios.  Esta corriente es rechazada por los socioliberales. 

Por qué el neoliberalismo no es liberalismo

Las palabras que usamos para referirnos a las ideologías no siempre son las que usaron los teóricos de esas ideologías para auto calificarse.  La palabra liberalismo no es la que usaban los liberales ingleses que fundaron este movimiento a finales del siglo XVII. Este término apareció en el siglo XIX en España y desde entonces se usa para referirse a ese movimiento.

En otros casos el calificativo no es aceptado por los defensores de esa ideología por considerar que tiene connotaciones negativas. La verdad es que el prefijo neo- no tiene ninguna connotación negativa en sí misma y si hoy "neoliberal" lo tiene es por el sentido que se le da. En esto caso se tendría que criticar ese sentido y no la palabra. Esto es lo que pasa con los defensores del neoliberalismo. Además ellos se asignan a sí mismos la palabra que usamos para señalar a otro movimiento: el liberalismo, ya este que tiene mejor aceptación popular. Su auto calificación no es más que un eufemismo.  

El resultado que palabras como socialismo o liberalismo se han convertido en términos tan polisémicos que su uso impide la comunicación entre personas de ideología diferente, ya que el mismo significante (palabra) tiene significados diferentes en cada caso. Para poder establecer un debate de ideas habría que unificar antes el significado de las palabras, pero como no se hace, en lugar de refutar los argumentos contrarios se limitan a describir su propio argumento sin atender al otro. Es difícil la comunicación si se establece entre personas de ideologías diferentes que usan los términos con definiciones diferentes. 

A continuación voy a explicar por qué el término neoliberal es el adecuado para referirse a estas nuevas corrientes que se autodenominan liberales. 

Antes he explicado qué es el neoliberalismo teórico y qué es neoliberalismo práctico y he señalado las diferencias que tienen con el liberalismo o el liberalismo clásico.  Desde los años 70 se empezó a usar la palabra neoliberal para referirse al conjunto de las escuelas citadas porque sus parecidos eran superiores a sus diferencias:
  • A partir de su filosofía, marcada por la escuela austriaca, desarrollan propuestas concretas o neoliberalismo práctico en varias direcciones: ordoliberalismo y escuela de Chicago. Lo único que discuten  entre ellos es el mayor o menor alcance de esas reformas, a menudo desde criterios estratégicos: la sociedad aún no está “madura”o “preparada”
  • Coinciden en su planteamiento teórico: todos rechazan las premisas del liberalismo original y replantean el derecho natural anteponiendo lo económico a lo político. 
  • Coinciden en las mismas asociaciones, por ejemplo en la  sociedad Mont Pelerin 
  • Coinciden en hacer frente común contra las políticas de intervención directa en la economía de los socialdemócratas y liberales keynesianos. 
La costumbre de los neoliberales de autodefinirse como “liberales” o "libertarios" es una técnica de márquetin con la que obtienen una posición de ventaja a priori que no está justificada ya que las diferencias entre liberales y neoliberales son muy profundas: 
  • A nivel de análisis económico, los neoliberales se encuadran con el paradigma de la economía neoclásica que destaca el enfoque marginalista, en cambio los liberales clásicos usan su propio enfoque en el que el marginalismo no existe. 
  • A nivel de análisis de la relación entre política y economía, los liberales separan ambas esferas en cambio los neoliberales no. Para los liberales el Estado tiene su ámbito de actuación y las empresas el suyo. Por lo tanto entienden que los estados deben existir y deben limitar las actividades del mercado en la medida que sea necesario para cumplir con sus objetivos. En cambio los neoliberales no separan economía de política. Consideran que lo económico está por encima de lo político y por ello el Estado no tiene su propio ámbito de actuación, todo es ámbito del mercado incluso el propio Estado. Para un neoliberal lo político se subordina a lo económico, en cambio para un liberal no.  [6] 
Teniendo en cuenta estas diferencias, sí que hay una corriente económica actual que mantiene estas ideas del liberalismo. Aunque usan el análisis marginalista no lo consideran el centro del pensamiento económico y también creen que lo político y lo económico deben tener sus ámbitos de actuación diferenciados sin que uno se anteponga al otro. Me refiero a los socialdemócratas. Ellos son los que deberían haberse quedado con el objetivo de liberal ya que sus ideas están más próximas al liberalismo clásico que los neoliberales. Además a muchos niveles sus modelos prácticos proporcionan más libertad a los ciudadanos, es decir, sus concreciones son mucho más liberales en la práctica que los modelos que defienden los neoliberales. Me explico: 

La socialdemocracia es más liberal en lo económico porque sus propuestas tienen un resultado que permite mayor libertad. La socialdemocracia mediante los mecanismos de redistribución de la riqueza ofrece mayores posibilidades de elección a las clases bajas y medias, por tanto otorgan mayor libertad a un mayor número de personas. La polarización social a la que abocan las políticas neoliberales condena a los que menos tienen a una situación de precariedad en trabajos basura mal pagados y sin continuidad. Las propuestas neoliberales solo ofrecen mayor libertad a los que más tienen mientras que la mayoría de la población tiene menos posibilidades y por lo tanto menos libertad. Justo lo contrario que pasa en los países que hacen políticas redistributivas con impuestos proporcionales a la riqueza.  

La socialdemocracia mantiene del liberalismo original o clásico la necesidad de la existencia de un estado que corrija los desajustes del mercado, tal y como defendían los fundadores del liberalismo. En cambio los neoliberales defienden su reducción hasta el punto que se rompe el pacto social y se entra en una espiral de violencia-reacción. 

La socialdemocracia es más liberal en económico porque sus propuestas tienen ese resultado. La socialdemocracia mediante los mecanismos de redistribución de la riqueza ofrece mayores posibilidades de elección a las clases bajas y medias, por tanto otorgan mayor libertad a un mayor número de personas. En cambio la desregulación laboral y la polarización social a la que abocan las políticas neoliberales condena a los que menos tienen a una situación de semiesclavitud. El neoliberalismo solo ofrece mayor libertad a los que más tienen, mientras que la mayoría de la población tiene menos posibilidades y por lo tanto menos libertad que en los países que hacen políticas redistributivas con impuestos proporcionales a la riqueza.  

La socialdemocracia es más liberal en lo político porque no pueden desligar la libertad política de la económica, en cambio los neoliberales sí que son capaces de prescindir de la libertad política si se hacen sus propuestas económicas. El liberalismo en origen tenía un significado mixto que alude tanto a reivindicaciones políticas como económicas, en cambio el neoliberalismo, en su actual acepción, es un concepto distinto y acotado en donde lo económico es lo importante y lo político no es secundario.

Por todas las razones expuestas no es correcto usar el término liberal como  un genérico para referirse a los neoliberales después de 1945. Ahora hay dos grupos que se podrían autodenominar liberales: los liberales keynesianos que hacen políticas socialdemócratas y a lo sumo una de las escuelas del neoliberalismo: el ordoliberalismo. Como he dicho antes los neoliberales (ordoliberales + escuela austriaca + escuela de Chicago) no son más liberales que los socialdemócratas en lo económico, pero además son muy poco liberales en lo político a diferencia de un keynesiano. Para un neoliberal la democracia va después del libre mercado de modo que es preferible una dictadura neoliberal a una democracia keynesiana. 

Su rechazo al intervencionismo económico es tan fuerte que puede ser superior a su lealtad a la democracia. Mises decía sobre el fascismo:
No se puede negar que el fascismo [italiano] y movimientos similares que pretenden establecer dictaduras están llenos de las mejores intenciones y que su intervención, por el momento, ha salvado la civilización europea. El mérito que el fascismo ha ganado para sí mismo seguirá vivo eternamente en la historia. [7] 
Donde el neoliberalismo coexiste con democracias parlamentarias,  se crean sociedades poco democráticas porque en su obsesiva defensa del individualismo, se acaban rompiendo los lazos sociales que permite a los colectivos defenderse de los abusos económicos y políticos. El resultado es  una sociedad domesticada e indefensa frente a los poderosos. Tony Judt lo explica mejor:
La reducción de la sociedad a una tenue membrana de interacciones entre individuos privados se presenta hoy como la ambición de los liberales y de los partidarios del mercado libre. Pero nunca deberíamos olvidar que primero,  y sobre todo, fue el sueño de los jacobinos, los bolcheviques y los nazis: si no hay nada que nos una como comunidad o como sociedad, entonces dependemos enteramente del Estado. Los gobiernos que son demasiado débiles como para actuar a través de sus ciudadanos es más probable que traten de alcanzar sus fines por otros medios: exhortando, persuadiendo, amenazando y en última instancia forzando a las personas a obedecerlos (...) La pérdida de un propósito social articulado en realidad aumenta los poderes de un Estado poderoso. [8] 
El neoliberalismo no solo vacía a la democracia parlamentaria de contenido, sino que además está más cómodo en dictaduras que repriman la libertad y que eliminen físicamente a los que no estén de acuerdo con sus exigencias económicas. Hasta el punto que una dictadura puede recibir por su parte el calificativo de “liberal”.

Durante la Guerra Fría, principalmente en la época de Nixon, tuvo mucho éxito la doctrina Kirkpatrick. Esta doctrina dividía a las dictaduras en dos categorías: las pro-soviéticas a las que se llama totalitarias, y las pro-occidentales a las que se llama eufemísticamente autoritarias. Simultáneamente se desarrolló una doctrina equivalente en lo económico, la doctrina Friedman. Según esta doctrina lo que marca el mayor o menor grado de libertad no es la existencia de democracia política, sino la existencia de desregulación económica, libertad empresarial y libertad financiera. Desde este razonamiento una dictadura sanguinaria como la de Pinochet fue considerada “liberal” porque aplicó las propuestas económicas de los neoliberales. La posición relativista de los neoliberales respecto a la democracia queda clara en estas declaraciones de 1981 que hace Hayek (el principal ideólogo del neoliberalismo) a un periodista chileno: 

Un dictador puede gobernar de manera liberal, así como es posible que una democracia gobierne sin el menor liberalismo. Mi preferencia personal es una dictadura liberal y no un gobierno democrático donde todo liberalismo está ausente. [9]

Más claras son las declaraciones del famoso economista neoliberal Alain Minc. Antepone las recetas neoliberales a cualquier consideración de tipo democrático:
El capitalismo no puede desfondarse, es el estado natural de la sociedad. La democracia no es el estado natural de la sociedad. El mercado sí.[10]
Recordemos que precisamente esto de subordinar lo político a lo económico es un planteamiento que los diferencia de los liberales clásicos. Esta desconexión entre libertad y democracia ajena a un liberal clásico, imposibilita el uso del término liberal para referirnos a los neoliberales. 



Si las políticas neoliberales son contrarias a la libertad, no es solo porque sus defensores prefieren dictaduras, es sobre todo porque sus efectos restan libertad a un número mayor de personas. Los países donde se han aplicado con más intensidad sus medidas neoliberales son aquellos donde menos libertad individual existe para la mayoría de la población. Esto se debe a que la polarización social la hace imposible. Difícilmente podemos ser libres si no tenemos trabajo, o un salario suficiente, o acceso a unos servicios sociales mínimos, etc. 

Evidentemente hay personas que están interesadas en mantener la confusión y siguen usando el término liberalismo cuando en realidad se refieren a neoliberalismo. Primero los marxistas antiparlamentarios porque les interesa mezclar el liberalismo económico con el liberalismo político (la democracia parlamentaria) y así rechazarlo todo en bloque. Igualmente los propios neoliberales se autodenominan liberales y así llaman a sus medios de comunicación. De esta forma se otorgan una continuidad con autores liberales consagrados y pueden usar falacias lógicas como argumento, del tipo:
Como nosotros defendemos la libertad, los que no nos apoyan es porque son partidarios del totalitarismo.

Lo mismo hacen con el término capitalismo, aunque hay muchas variables ellos consideran su forma de capitalismo es la única verdadera, de modo que el resto son anticapitalistas. Igualmente esta idea es atractiva para los marxistas antiparlamentarios, pero por motivo contrario. 

¿Puede seguir admitiéndose el término liberal para referirse a estos individuos? Invito a todas las personas que desean mayor libertad y que creen en la democracia a que no caigan en esta trampa. Nunca hay que llamar liberal o liberalista a un defensor del neoliberalismo; eso es un oxímoron o, como mínimo, un eufemismo. Si hay que llamar liberal a alguien debería ser a los socialdemócratas y si los neoliberales no aceptan ese calificativo les ofrezco otro que también serviría: pseudoliberales.



[1]  Véase la idea de “significados flotantes” de Jacques Lacan y de Ernesto Laclau. Los términos ideológicos no tienen un significado unívoco, sino que su significado es variable o flotante para adaptarse a la ideología del que lo está usando y esto le permite partir de ventaja en el debate ideológico posterior. El que consigue popularizar sus significantes adquiere la hegemonía ideológica sobre el que no. De modo que si no hay clara redefinición de conceptos es posible que estés usando un término con un significado que contradice a priori tu argumentario ideológico.
[2] Adam Smith. Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones. (1776)
[3]  Sobre las corrientes del neoliberalismo y sus matices ideológicos trata el artículo de Héctor Guillén Romo La deshomogenización del discurso neoliberal Journal of Economic Literature (jel), 2018.
[4] Esta diferenciación entre liberalismo y neoliberalismo quedó expuesta ya en 1979 en un curso de Michael Focault reflejado en su obra Nacimiento de la biopolítica
[5]  Harvey, David. Breve historia del neoliberalismo (2007)
[6] Foucault. Michel. Nacimiento de la biopolítica : curso en el College de France: 1978~1979 
[7] Mises, Liberalismo, p. 51.
[8] Historiador Tony Judt (1948-2010) en su obra Algo va mal.
[9] Declaraciones de Hayek a la publicación chilena El Mercurio (12-4-1981) Pauvreté et inégalités dans le tiers monde de Pierre Salama y Jacques Valier (La Découverte, Paris, 1994).

3 comentarios:

  1. Acabo de leer el capítulo uno, sobre el asesinato de ese político sueco... y ahora lo leeré todo. Gracias por difundir y explicar lo que nos está pasando, es primordial para empezar a rebelarnos contra esta nueva lucha de clases.

    ResponderEliminar
  2. Gracias a ti por comentar. Estaré encantado de escuchar tus valoraciones.

    ResponderEliminar

Normas para los comentarios:

1. Sin errores gramaticales deliberados.
2. No usar opción anónimo, pulsar en Nombre/URL y escribir un nombre para poder referirme a alguien en la respuesta.
3. No hacer comentarios inapropiados, insustanciales o span.

Gracias por participar.

Subir