A continuación voy a justificar el uso del término neoliberal para referirse a las nuevas corrientes que se autodenominan liberales. El neoliberalismo práctico coincide en muchos casos con el liberalismo en sus propuestas concretas, pero eso no es determinante en tanto que se explica por el pragmatismo y no por una equivalencia ideológica. Las circunstancias obligan a alianzas coyunturales independientemente de la ideología. Por tanto, me centraré en las diferencias doctrinales entre el liberalismo y el neoliberalismo, tanto en su planteamiento como en su programa concreto de reformas.
Nadie en la Edad Media usó este término para referirse a su época, esa palabra la usamos los profesores de historia para caracterizar al periodo histórico anterior a la Edad Moderna. La subdivisión a posteriori para facilitar el análisis histórico. Los soldados que participaron en la guerra de los Treinta Años, nunca llamaron de esta forma a su guerra porque no podían saber el tiempo que iba a durar. Los que participaron en la Primera Guerra Mundial no llamaron así a su guerra puesto que ellos no sabían que iba a haber una segunda. Todos estos términos son retrónimos. Aunque esas palabras no existieran en la época a la que se aplican, la historiografía las crea para facilitar el análisis histórico. Se usan porque son operativos o útiles. De la misma forma, las palabras que usamos para referirnos a las ideologías no siempre son las que usaron los teóricos de esas ideologías para autocalificarse. La palabra liberalismo no es la que usaban los liberales ingleses que fundaron este movimiento a finales del siglo XVII. Este término apareció en el siglo XIX en España y desde entonces se usa para referirse a ese movimiento retrospectivamente.
En otros casos el calificativo no es aceptado por los defensores de esa ideología por considerar que tiene connotaciones negativas. La verdad es que el prefijo neo- no tiene ninguna connotación negativa en sí misma y si hoy "neoliberal" lo tiene es por la interpretación que se hace, no porque gramaticalmente sea un calificativo despectivo. En este caso se tendría que criticar ese sentido y no la palabra. Esto es lo que pasa con los defensores del neoliberalismo. La situación se complica mucho más si tenemos en cuenta que ellos se asignan a sí mismos una palabra que usamos para señalar a otro movimiento: el liberalismo. Entienden que así sus ideas se van a beneficiar de la mejor valoración popular que tiene el liberalismo. Es una forma de confundir haciendo uso de un truco publicitario, casi es un eufemismo.
La realidad actual es que palabras como socialismo o liberalismo se han convertido en términos tan polisémicos, que su uso impide la comunicación entre personas de ideología diferente. Para poder establecer un debate de ideas hemos de emplear el mismo significado para las palabras que estamos usando. Es muy difícil la comunicación si se usan las mismas palabras con significados diferentes. Así no hay intercambio de argumentos, solo repetición de eslóganes y principios dogmáticos.
Como ya he comentado, la primera vez que empleó el término liberal fue por el economista Alexander Rüstow para referirse a un liberalismo reformista que el autor hacía coincidir con lo que luego se conoció como ordoliberalismo, pero no tuvo demasiada aceptación. En los años 70 se empezó a usar la palabra neoliberal con un significado diferente que abarcaba en su seno a varias escuelas de pensamiento y no solo a los ordoliberales. Desde entonces se usa para referirse al conjunto de las escuelas citadas en tanto que la perspectiva histórica había puesto de manifiesto que sus parecidos eran superiores a sus diferencias:
- Coinciden en hacer frente común en contra de las políticas de intervención directa en la economía de los socialdemócratas y liberales keynesianos.
- A partir de su filosofía, marcada por la escuela austriaca, desarrollan propuestas concretas o neoliberalismo práctico para reducir la intervención de los poderes públicos en la economía de varias formas: ordoliberalismo y escuela de Chicago. Lo único que discuten entre ellos es el mayor o menor alcance de esas reformas, a menudo desde criterios estratégicos: la sociedad aún no está “madura”o “preparada”
- Coinciden en su teoría monetaria: conciben el dinero como una mercancía y no como una deuda o promesa de pago. Además piensan que la inflación es un fenómeno monetario cuando se trata, casi siempre, de una reducción de la oferta. Por eso tanto la escuela austriaca como la de Chicago quieren poner límites a la expansión monetaria desde los bancos hasta incluso pedir que se amplíe el coeficiente de caja al 100%.
- Coinciden en su planteamiento teórico: todos rechazan las premisas del liberalismo original y replantean el derecho natural anteponiendo lo económico a lo político.
- Coinciden en las mismas asociaciones, por ejemplo en la sociedad Mont Pelerin.
La
costumbre de los neoliberales de autodefinirse como “liberales” o
"libertarios" es una técnica de márquetin con la que obtienen una
posición de ventaja a priori que no está justificada ya que las
diferencias entre liberales y neoliberales son muy profundas:
- A nivel de análisis económico, los neoliberales se encuadran con el paradigma de la economía neoclásica, pero añadiendo y destacando el enfoque marginalista.
- A nivel de análisis de la relación entre política y economía, los liberales separan ambas esferas en cambio los neoliberales no. Para los liberales el Estado tiene su ámbito de actuación y las empresas el suyo. Por lo tanto entienden que los estados deben existir y deben limitar las actividades del mercado en la medida que sea necesario para cumplir con sus objetivos. En cambio los neoliberales no separan economía de política. Consideran que lo económico está por encima de lo político y por ello el Estado no tiene su propio ámbito de actuación, todo es ámbito del mercado incluso el propio Estado. Para un neoliberal, lo político se subordina a lo económico, en cambio para un liberal no. [1]
Posiblemente el mayor especialista en la ideología liberal sea Michael Freeden. Este investigador inglés, profesor de ciencia política en Londres, ha escrito varias obras donde explica la construcción de la ideología liberal a lo largo de los dos últimos siglos y sus diferentes corrientes. Denuncia el uso interesado y fraudulento que hacen los neoliberales al autocalificarse de liberales y aclara los motivos por los que los neoliberales no llegan, siquiera, a poder considerarse una corriente del liberalismo.
Los neoliberales subordinan las esferas sociales, políticas y culturales a un mercado económico que supuestamente se autorregula (...) En términos de la morfología liberal, el neoliberalismo restringe el significado de uno de los conceptos liberales nucleares: la racionalidad, que pasa a identificarse con la maximización de las ventajas económicas. Los neoliberales se deshacen de cualquier idea de socialización natural (...) aboga por un mundo en el que gigantescas corporaciones multinacionales y megabancos controlan y dictan cada vez más nuestro modo de vida, fomentando así la imposición de un gerencialismo conformista. (...) El liberalismo de mercado albergaba una visión moral de los mercados como parte de una empresa civilizatoria. (...) Entre los neoliberales hay escasos vestigios de una misión ética en busca de una sociedad justa. (...) En resumen, los neoliberales no reúnen las características necesarias para poder ubicarse en el núcleo del siglo XXI. Dicho de otra manera, la compleja morfología del liberalismo se ve destrozada y apenas resulta reconocible. [2]
Su rechazo al intervencionismo económico es tan fuerte que puede ser superior a su lealtad a la democracia. Mises decía sobre el fascismo:
No se puede negar que el fascismo [italiano] y movimientos similares que pretenden establecer dictaduras están llenos de las mejores intenciones y que su intervención, por el momento, ha salvado la civilización europea. El mérito que el fascismo ha ganado para sí mismo seguirá vivo eternamente en la historia. [3]
La reducción de la sociedad a una tenue membrana de interacciones entre individuos privados se presenta hoy como la ambición de los liberales y de los partidarios del mercado libre. Pero nunca deberíamos olvidar que primero, y sobre todo, fue el sueño de los jacobinos, los bolcheviques y los nazis: si no hay nada que nos una como comunidad o como sociedad, entonces dependemos enteramente del Estado. Los gobiernos que son demasiado débiles como para actuar a través de sus ciudadanos es más probable que traten de alcanzar sus fines por otros medios: exhortando, persuadiendo, amenazando y en última instancia forzando a las personas a obedecerlos (...) La pérdida de un propósito social articulado en realidad aumenta los poderes de un Estado poderoso. [4] .
El neoliberalismo no solo vacía a la democracia parlamentaria de
contenido, sino que además está más cómodo en dictaduras que repriman la
libertad y que eliminen físicamente a los que no estén de acuerdo con
sus exigencias económicas. Hasta el punto que una dictadura puede
recibir por su parte el calificativo de “liberal”.
Durante la Guerra Fría, principalmente en la época de Nixon, tuvo mucho
éxito la doctrina Kirkpatrick. Esta doctrina dividía a las dictaduras en
dos categorías: las pro-soviéticas a las que se llama totalitarias, y
las pro-occidentales a las que se llama eufemísticamente autoritarias.
Simultáneamente se desarrolló una doctrina equivalente en lo económico,
la doctrina Friedman. Según esta doctrina lo que marca el mayor o
menor grado de libertad no es la existencia de democracia política,
sino la existencia de desregulación económica, libertad empresarial y
libertad financiera. Desde este razonamiento una dictadura sanguinaria
como la de Pinochet fue considerada “liberal” porque aplicó las
propuestas económicas de los neoliberales. La posición relativista de
los neoliberales respecto a la democracia queda clara en estas
declaraciones de 1981 que hace Hayek (el principal ideólogo del
neoliberalismo) a un periodista chileno:
Un dictador puede gobernar de manera liberal, así como es posible que una democracia gobierne sin el menor liberalismo. Mi preferencia personal es una dictadura liberal y no un gobierno democrático donde todo liberalismo está ausente. [5]
Más claras son las declaraciones del famoso economista neoliberal Alain
Minc. Antepone las recetas neoliberales a cualquier consideración de
tipo democrático:
El capitalismo no puede desfondarse, es el estado natural de la sociedad. La democracia no es el estado natural de la sociedad. El mercado sí.[6]
Recordemos que precisamente esto de subordinar lo político a lo
económico es un planteamiento que los diferencia de los liberales
clásicos. Esta desconexión entre libertad y democracia ajena a un
liberal clásico, imposibilita el uso del término liberal para referirnos
a los neoliberales.
Si las políticas neoliberales son contrarias a la libertad, no es solo
porque sus defensores prefieren dictaduras, es sobre todo porque sus
efectos restan libertad a un número mayor de personas. Los países donde
se han aplicado con más intensidad sus medidas neoliberales son aquellos
donde menos libertad individual existe para la mayoría de la población.
Esto se debe a que la polarización social la hace imposible.
Difícilmente podemos ser libres si no tenemos trabajo, o un salario
suficiente, o acceso a unos servicios sociales mínimos, etc.
La clave que permite entender su enfoque económico es el siguiente razonamiento:
- Las políticas de libre mercado que me enriquecen, me permiten seguir invirtiendo para ganar más.
- Mi enriquecimiento personal beneficia indirectamente a otras personas, a los asalariados que les doy un puesto de trabajo.
- Por lo tanto mi enriquecimiento personal es beneficioso para la sociedad en su conjunto.
- Todo aquello que me haga más rico es bueno, aunque sea una dictadura, todo aquello que me reste beneficios es malo, por ejemplo los impuestos.
- Los impuestos siempre son un robo. En todo caso es peor una dictadura en la que se paguen menos impuestos que una democracia en la que se paguen más.
Siendo el trabajo la propiedad incuestionable del trabajador, nadie más que él puede tener derecho a aquello a lo cual se une ese trabajo, al menos cuando existe suficiente y de la misma calidad en común para los demás. (...) [7].
Además este derecho de propiedad excluye a aquello que no puedas usar o aprovechar con su trabajo. Cada uno podía tener tanta propiedad “como cualquiera pueda llegar a usar para cualquier beneficio de la vida antes de que se eche a perder; en esa medida puede alguien, mediante su trabajo, apropiarse de algo. Todo lo que exceda de esto representa más de lo que le corresponde, y le pertenece a los demás” . Difícilmente los actuales neoliberales, defensores de la propiedad privada, podrían relacionar este derecho con el aprovechamiento de aquello que se posee.
Pero no solo eso, los liberales clásicos, desde Locke a Stuar Mill, son liberales contractualistas, es decir, que añaden nuevos al derecho a la propiedad privada cuando saltamos de la escala filosófica a la escala política. Los derechos naturales individuales no son más que un punto de partida que luego se recortan en la realidad cuando se hace el pacto social. En el momento en el que los individuos libres establecen el contrato social por el cual aceptan vivir en comunidad, el derecho a la propiedad queda limitado y recortado en pro de un interés común:
(si los derechos individuales no se limitan) ¿qué visos de pacto habría en eso? ¿Que nueva obligación asumiría el individuo si rehusara someterse a los decretos de la sociedad, y sólo aceptara aquéllos que a él le convinieran y a los que él diese su consentimiento? (...) pues sería una contradicción palmaria que una persona entrase en comunidad con otras para asegurar y regular la propiedad, y que al mismo tiempo supusiese que sus tierras (…) estuviesen exentas de la jurisdicción de ese gobierno del que el propietario es súbdito [8]
Hasta el punto que, para Locke el individuo debe plegarse a la voluntad de la mayoría:
Porque cuando cierto número de hombres han constituido una comunidad, mediante el consentimiento de todos los individuos, han hecho que esa comunidad sea, por ese medio, un cuerpo, con poder para actuar como un cuerpo, lo cual se realiza por la voluntad y la determinación de la mayoría. Para el modo como actúa una comunidad, que es sólo a través del consentimiento de quienes la componen, y siendo necesario para ella que ese cuerpo se mueva en una sola dirección, es necesario que ese cuerpo se mueva en la dirección hacia la cual lo lleva la fuerza mayoritaria, es decir, el consentimiento de la mayoría. [9]
Si Locke es el referente del liberalismo político, el referente más importante del liberalismo económico es Adam Smith. Smith era partidario de que los impuestos fueran moderados, pero con más carga impositiva para los que más tienen, más allá de la mera proporcionalidad.
La proporción del alquiler de la casa con respecto a los gastos necesarios para vivir cambia según los diferentes niveles de fortuna. Es probablemente más elevada en los niveles más altos y disminuye gradualmente, de forma que en general es la mínima en el nivel mínimo. Las necesidades de la vida representan el mayor gasto de los pobres. Les es difícil conseguir comida y gasta el grueso de sus reducidos ingresos en comprarla. Los lujos y vanidades representan el principal gasto de los ricos; y una mansión magnífica embellece y realza todos los demás lujos y adornos que poseen. Así, un impuesto sobre la renta de las casas recaerá en general más sobre los ricos, y esta clase de desigualdad no es disparatada. Resulta razonable que los ricos financien el gasto público no sólo en proporción a su ingreso, sino en una cantidad más que proporcional [10]
Stuar Mill, por su parte, distingue entre leyes de producción a las que se consideraban inmutables y fijadas por la naturaleza, de las leyes de la distribución que consideraba variables y decididas por los hombres. Precisamente Mill habla de la lucha sindical como uno de los mecanismos válidos para modificar la distribución de la riqueza.
Es un gran error condenar per se y en absoluto, tanto los sindicatos como la acción colectiva de las huelgas. Incluso partiendo del supuesto que una huelga ha de fracasar inevitablemente siempre que intente elevar los salarios por encima del nivel que señala el mercado de la demanda y la oferta, estos no son agentes físicos, que ponen en manos de los trabajadores unos salarios determinados sin que intervenga la voluntad y la acción de aquellos (...) Por lo que respecta a los trabajadores pobres que tienen que habérselas con los ricos patrones, tendrían que esperar durante largo tiempo el salario que justificara la demanda de su trabajo si no lo exigieran: ¿y cómo exigirlo si no se organizan para actuar de común acuerdo? ¿Qué probabilidad de vencer tendría un obrero aislado que se declara en huelga para obtener aumento de salario? ¿Cómo podría incluso saber si el estado del mercado permite el alza (de los salarios) si no es consultando con sus camaradas, lo que naturalmente los lleva a actuar en concierto? No vacilo en decir que las asociaciones de trabajadores de una naturaleza parecida a los sindicatos, lejos de ser un obstáculo para un mercado libre de trabajo, son indispensables para que este exista: son el único medio de que los que tienen que vender su trabajo puedan cuidar sus intereses en un sistema de libre competencia [11]
Teniendo en cuenta estas diferencias, sí que hay una corriente económica actual que mantiene las ideas de liberalismo. Aunque usan el análisis marginalista, no lo consideran el centro del pensamiento económico y siguen la corriente “progresista” del liberalismo que entiende que lo económico no puede analizarse individualmente sino colectivamente y que lo político y lo económico deben tener sus ámbitos de actuación diferenciados sin que uno se anteponga al otro. Me refiero a los socialdemócratas. Ellos son los que deberían haberse quedado con el objetivo de liberal ya que sus ideas están más próximas al liberalismo clásico que los neoliberales. Además a muchos niveles sus modelos prácticos proporcionan más libertad a los ciudadanos, es decir, sus concreciones son mucho más liberales en la práctica que los modelos que defienden los neoliberales. El propio Michael Freeden afirma que esta sí que es una corriente del liberalismo teniendo en cuenta el análisis histórico de esta ideología y su evolución a lo largo del siglo XIX [12]. Me explico:
La socialdemocracia es más liberal en lo económico porque sus propuestas tienen un resultado que permite mayor libertad. La socialdemocracia mediante los mecanismos de redistribución de la riqueza ofrece mayores posibilidades de elección a las clases bajas y medias, por tanto otorgan mayor libertad a un mayor número de personas. La polarización social a la que abocan las políticas neoliberales condena a los que menos tienen a una situación de precariedad en trabajos basura mal pagados y sin continuidad. Las propuestas neoliberales solo ofrecen mayor libertad a los que más tienen mientras que la mayoría de la población tiene menos posibilidades y por lo tanto menos libertad. Justo lo contrario que pasa en los países que hacen políticas redistributivas con impuestos proporcionales a la riqueza. Las políticas neoliberales nos hacen retroceder varios siglos, nos llevan de nuevo al punto de romper el pacto social y entrar en una espiral de violencia-reacción. El mismo Adam Smith apoya medidas redistributivas para evitar las desigualdades económicas:
Cuando hay grandes propiedades hay grandes desigualdades. Por cada hombre muy rico debe haber al menos quinientos pobres, y la opulencia de unos pocos supone la indigencia de muchos. La abundancia de los ricos aviva la indignación de los pobres, que son conducidos por la necesidad y alentados por la envidia a atropellar sus posesiones. El dueño de una propiedad valiosa no puede dormir seguro ni una sola noche si no se halla bajo la protección de un magistrado civil. Todo el tiempo se ve rodeado por enemigos desconocidos a quienes nunca ha provocado pero a quienes tampoco puede apaciguar jamás, y de cuya injusticia sólo puede ser protegido mediante el brazo poderoso del magistrado civil, siempre en alto para castigarla. [13]
La socialdemocracia mantiene del liberalismo original o clásico la búsqueda del interés general y la necesidad de la existencia de un estado que ponga límites a la avaricia de los empresarios y que corrija los desajustes derivados de la búsqueda de interés particular sobre el colectivo, tal y como defendían los fundadores del liberalismo. Tanto para el liberalismo como para la socialdemocracia, pero encima del interés individual está el interés colectivo. En cambio los neoliberales anteponen los intereses particulares aunque sea en perjuicio de la mayoría. Adam Smith critica directamente la forma de actuar de los empresarios cuando cuando no tienen control estatal:
El interés de los empresarios en cualquier rama concreta del comercio o la industria es siempre en algunos aspectos diferente del interés común, y a veces su opuesto. El interés de los empresarios siempre es ensanchar el mercado pero estrechar la competencia. La extensión del mercado suele coincidir con el interés general, pero el reducir la competencia siempre va en contra de dicho interés, y sólo puede servir para que los empresarios, al elevar sus beneficios por encima de lo que naturalmente serían, impongan en provecho propio un impuesto absurdo sobre el resto de sus compatriotas. Cualquier propuesta de una nueva ley o regulación comercial que provenga de esta categoría de personas debe siempre ser considerada con la máxima precaución, y nunca debe ser adoptada sino después de una investigación prolongada y cuidadosa, desarrollada no sólo con la atención más escrupulosa sino también con el máximo recelo. Porque provendrá de una clase de hombres cuyos intereses nunca coinciden exactamente con los de la sociedad, que tienen generalmente un interés en engañar e incluso oprimir a la comunidad, y que de hecho la han engañado y oprimido en numerosas oportunidades. [14]
La
socialdemocracia es más liberal en lo político porque no pueden
desligar la libertad política de la económica, en cambio los
neoliberales sí que son capaces de prescindir de la libertad política si
se hacen sus propuestas económicas. El liberalismo en origen tenía un
significado mixto que alude tanto a reivindicaciones políticas como
económicas, en cambio el neoliberalismo, en su actual acepción, es un
concepto distinto y acotado en donde lo económico es lo importante y lo
político no es secundario.
Evidentemente hay personas que están interesadas en mantener la
confusión y siguen usando el término liberalismo cuando en realidad se
refieren a neoliberalismo. Primero los marxistas antiparlamentarios
porque les interesa mezclar el liberalismo económico con el liberalismo
político (la democracia parlamentaria) y así rechazarlo todo en bloque.
Igualmente los propios neoliberales se autodenominan liberales y así
llaman a sus medios de comunicación. De esta forma se otorgan una
continuidad con autores liberales consagrados y pueden usar falacias
lógicas como argumento, del tipo:
Como nosotros defendemos la libertad, los que no nos apoyan es porque son partidarios del totalitarismo.
Lo mismo hacen con el término capitalismo, aunque hay muchas variables
ellos consideran su forma de capitalismo es la única verdadera, de modo
que el resto son anticapitalistas. Igualmente esta idea es atractiva
para los marxistas antiparlamentarios, pero por motivo contrario.
Por todas las razones expuestas, no es correcto usar el término liberal como un genérico para referirse a los neoliberales después de 1945. Ahora hay dos grupos que se podrían autodenominar liberales: los liberales keynesianos que hacen políticas socialdemócratas y a lo sumo una de las escuelas del neoliberalismo, el ordoliberalismo. Como he dicho antes los neoliberales (ordoliberales + escuela austriaca + escuela de Chicago) no son más liberales que los socialdemócratas en lo económico, pero además son muy poco liberales en lo político a diferencia de un keynesiano. Para un neoliberal la democracia va después del libre mercado de modo que es preferible una dictadura neoliberal a una democracia keynesiana.
¿Puede
seguir admitiéndose el término liberal para referirse a estos
individuos? Invito a todas las personas que desean mayor libertad y que
creen en la democracia a que no caigan en esta trampa. Nunca hay que
llamar liberal o liberalista a un defensor del neoliberalismo; eso es un
oxímoron o, como mínimo, un eufemismo. Si hay que llamar liberal a
alguien debería ser a los socialdemócratas y si los neoliberales no
aceptan ese calificativo les ofrezco otro que también serviría:
pseudoliberales.
Notas al pie con la bibliografía
- [1] Foucault. Michel. Nacimiento de la biopolítica : curso en el College de France: 1978~1979
- [2] Michael Freeden. Liberalismo, una introducción (2019)
- [3] Mises. Liberalism: A Socio-Economic Exposition. p. 51. (1927)
- [4] Historiador Tony Judt (1948-2010) en su obra Algo va mal.
- [5] Declaraciones de Hayek a la publicación chilena El Mercurio (12-4-1981) Pauvreté et inégalités dans le tiers monde de Pierre Salama y Jacques Valier (La Découverte, Paris, 1994).
- [6] Cambio 16, Madrid, 5 diciembre 1994.
- [7] [8] [9] Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil (1689) de John Locke. Visto en Teoría de la propiedad de John Locke, problemas de interpretación de Karen I. Vaughn
- [10] Adam Smith. Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones (1776)
- [11] Jonh Stuar Mill. Principios de economía política: con algunas de sus aplicaciones a la filosofía social (1848)
- [12] Michael Freeden. Liberalismo, una introducción (2019)
- [13] [14] Adam Smith. Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones (1776)
Mapa/índice de la web/libro:
- Capítulo 1. ¿Quién fue Olof Palme? Iniciamos nuestra reflexión a partir de las vida y obra de este desconocido líder político.
- Capítulo 2. Aclaración de conceptos básicos que hay que conocer para entender la el sistema vigente: socialdemocracia, neoliberalismo, etc.
- Capítulo 3. ¿Por qué el neoliberalismo no es liberalismo?
- Capítulo 4. Realidades económicas que han sido deliberadamente ocultadas. Argumentos objetivos que desmontan las supuestas ventajas de las propuestas neoliberales apoyándonos en datos objetivos
- Capítulo 5. ¿Cómo se manifiesta el neoliberalismo en la práctica? ¿Cuáles son sus resultados reales?
- Capítulo 6. Conozca la causa de la crisis del 2008 para como ejemplo de políticas neoliberales tanto para entender sus causas como su gestión.
- Capítulo 7. ¿Este es el futuro que nos espera? Metáfora de ficción con la que planteo el posible futuro que nos espera si seguimos así
- Capítulo 8. ¿Qué argumentos usan los neoliberales para defenderse?
- Capítulo 9. ¿Cómo funciona la red de desinformación o el programa de control mediático neoliberal?
- Capítulo 10. ¿Qué es el sistema neoliberal bipartidista?
- Capítulo 11. ¿Cómo podemos resistir y enfrentarnos al totalitarismo neoliberal liberticida? Consejos para resistir a su adoctrinamiento y reducir su hegemonía.
- EPÍLOGO. Aclaración y justificación de los elementos metafóricos añadidos por el autor
- ANEXO. Breve historia económica de los dos últimos siglos para entender cómo hemos llegado a esta situación.
- LIBRO EN AMAZON. Todos los capítulos se pueden leer en formato papel
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