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11. Lucha y resistencia contra el neoliberalismo

Después de conocer en qué consiste el entramado neoliberal, ¿Qué actitud podemos tomar? Es difícil no dejarse arrastrar por la corriente mayoritaria del "todos los políticos son iguales" o "el Estado nos roba". Lo más cómodo es aceptar lo que nos cuenta los supuestos expertos porque así no hay tanto esfuerzo mental. Una vez llegado a este punto, la respuesta fácil es rechazar las ideas expuestas y no complicarse. Es muy fácil denigrarlas con un comentario despectivo, es ese caso siga su camino. Pero en caso de que decida tomar en consideración estas ideas y quiera actuar en consecuencia, sólo en ese caso, aquí puede leer unos consejos y orientaciones.  

Después de conocer la situación ¿Qué actitud podemos tomar? Es difícil no dejarse arrastrar por la corriente mayoritaria. Lo más cómodo es rechazar las ideas aquí expuestas por “conspiranoicas” "fantasiosas" o "sesgadas ideológicamente". Lo más fácil es aceptar el mensaje subversivo de algún influencer que pontifica contra la intervención del Estado con carisma y cientos de miles de seguidores. Lo más fácil es unirse al “todos los políticos son iguales”, porque es una respuesta que no requiere esfuerzo mental. En cambio, si asumes las ideas expuestas en esta obra, vas a necesitar estudio y paciencia para explicar tu posición a tus semejantes, esta es una opción que requiere mucho esfuerzo intelectual. 



La actitud: resistencia con valor pero sin odio  

Si usted se siente más cómodo repitiendo los eslóganes básicos de algún iluminado de las redes sociales, pues siga su camino. Pero en caso de que decida tomar en consideración estas ideas y quiera actuar en consecuencia, sólo en ese caso, me permito enunciar unos consejos:

1. No confundir lo necesario con lo importante. Ponga en el centro de su vida aquello que es realmente importante: el amor, el autoconocimiento, el crecimiento personal en lo físico y en lo sicológico,  la fuerza interior, la pasión con inteligencia, etc. 

2. No permitir que unas verdades desagradables y decepcionantes nos arrebaten nuestro derecho a la felicidad y al humor

Nuestra enemistad debe ser un medio de aumentar nuestra alegría. (...) La guerra sin cuartel se hace riendo, bromeando, destruyendo sin amargura. (...) La crítica, para ser autentica, debe ser alegre, el odio o el rencor la invalidan. (...) Es con la risa y no con la cólera como se mata. Friedrich Nietzsche


3. Enfocar la lucha en términos ético/morales. La raíz de los problemas que nos han llevado a la situación actual es una posición ético moral basada en el materialismo desnortado. La oligarquía que dirige la economía, ha renunciado a los valores colectivos y de solidaridad y se deja llevar por un mezquino materialismo rabiosamente individualista. Todas las consideraciones éticas de alto valor se han subordinado a un instinto básico: la codicia o la avaricia. Los magnates y sus economistas han despojado a la economía de todo humanismo. La han convertido en un vulgar instrumento para la rapiña.  Antón Costas [1] nos habla del nuevo héroe del capitalismo:

Un personaje amoral, desacomplejado, libre de cualquier tipo de cortapisas, que lo quiere todo y ahora, que busca maximizar el valor de la acción y su rentabilidad inmediata, y no a la creación de valor económico a largo plazo. Además, se beneficia del paraguas del llamado "riesgo moral": sabe que las consecuencias negativas de sus acciones no las pagará él, sino la sociedad que vendrá a su rescate. Los economistas han tenido un papel importante en esa quiebra ética. Aunque saben poco de cómo funciona el mundo real, practican una economía arrogante, basada en supuestos idealizados del comportamiento económico, que han utilizado para apoyar políticas de libre mercado. 

La necesidad de mantener la coherencia moral nos impele a usar medios que estén a nuestra altura. No todo vale. Esta lucha no está por encima de nuestra propia dignidad y de lo que nos hemos marcado como importante, así que no podemos realizar este camino siendo mezquinos, envidiosos, ambiciosos, insensibles a la injusticia, cobardes, autodestructivos, pretenciosos, deshonestos, traidores, rencorosos, irritables, violentos, etc. 

Susan George, una de las intelectuales más reconocidas del movimiento contra la globalización neoliberal, lo aclaró en su día con una serie de argumentos contra los que aprovechan los actos reivindicativos para desahogar su sed de violencia. Por un lado nos recuerda que con estos actos les hacemos el juego al adversario, ya que les damos la excusa perfecta para hablar solo de violencia y no de las propuestas que planteamos, además reducimos las posibilidades de éxito ya que estos actos generan para nuestras ideas más rechazo en la población que apoyos, de modo que estamos reduciendo la fuerza de nuestro movimiento. También dice que los partidarios de estos medios suelen rechazar las medidas parciales en pro de su añorada revolución, con esto debilitan al movimiento porque desprecian a los reformistas, que son la mayoría de los miembros y simpatizantes.

A lo expuesto por Susan yo añadiría un argumento más. Nada bueno puede nacer del ejercicio de la violencia porque el camino (los medios) determinan el tipo de meta que puedes alcanzar. Los que se acomodan al uso de la violencia, aunque sea en nombre de ideas justas, acabarían trasladando sus hábitos agresivos al ejercicio del poder si algún día lo alcanzasen. De modo que si lo permitimos, todos los esfuerzos habrían sido en vano, ya que lo único que haríamos sería cambiar un tipo de dogmatismo y de injusticia por otra equivalente. 

4.   No permitir que en nuestra presencia se caiga en la trampa de la red de desinformación. Debemos desmontarla en cualquier ocasión que se nos presente, pero en base a argumentos objetivos y sin acritud, sin odio, incluso sintiendo lástima de la víctima que cree con obstinación en las mentiras que le ofrecen.  Hemos de aclarar los errores con serenidad y con seguridad y no dejarnos arrastrar por las emociones negativas de los que se ofenden cuando les provocas una disonancia cognitiva.  

5. Los temas diseñados para desviar la atención nunca pueden convertirse en el centro de nuestros pensamientos y conversaciones. Todo lo que no sea económico (juego político, salseo social, afición al deporte, etc.) solo sirve para cubrir nuestra necesidad de desconexión y entretenimiento, una vez cubierta, hay que reflexionar sobre lo que realmente afecta nuestra vida: o lo importante (que da sentido a nuestra vida) o lo necesario (lo económico).  Igualmente no hay que caer en la trampa que se nos presenta a menudo de mezclar la religión con la política o la economía. Hay que tener presente siempre que una de las evidencias de la hegemonía ideológica neoliberal es precisamente evitar que el debate económico riguroso llegue a la calle. No veo útil gastar energías con rodeos y circunloquios y en caso de resistencia lo mejor es atacar directamente al punto débil del entramado; la teoría económica neoliberal, así podemos poner de relieve el verdadero objetivo del sistema, y el “poder oculto” que está detrás.

Una vez anulada la “red de la desinformación”, rebatida la metafísica neoliberal y dejado al descubierto el “objetivo oculto” (lucro privado) del “poder oculto” (minoría plutócrata), hay que defender abiertamente políticas económicas alternativas a las que ofrece el neoliberalismo. 

Defensa de políticas económicas alternativas 


¿Cómo es la alternativa, cuáles son las medidas económicas distintas del neoliberalismo que nos permiten crear un sistema económico-social más justo? ¿Qué hacer para que los políticos apliquen estas políticas?   ¿Qué papel puede desempeñar usted en este proceso?

Empecemos por la primera pregunta: hemos de dar a conocer y explicar medidas alternativas que funcionen a la hora de hacer un reparto más justo de los beneficios y que contrarresten la inherente tendencia del sistema capitalista hacia la polarización. Estos métodos ya se están aplicando pero no con la intensidad necesaria.  Todos los países del antes conocido como primer mundo mantienen esta condición precisamente porque aplican algún tipo de medida correctora. La situación actual es que cada país aplica medidas diferentes y en distinta intensidad. Pero afortunadamente tenemos modelos de referencia en los que basarnos. Por ejemplo la Suecia de Olof Palme (ni siquiera la Suecia actual). Sus políticas lograron combinar prosperidad y justicia social con mejores resultados que el resto de países capitalistas o comunistas. La clave fue el mantener una economía mixta, es decir, un fuerte intervencionismo estatal en coordinación con un libre mercado, de modo que sacamos lo mejor de los dos modelos. Hoy en día, después de tantos años de adoctrinamiento neoliberal, estas ideas suenan algo radicales, pero es lo contrario. Lo radical es lo que estamos viviendo hoy en día, y la alternativa socialdemócrata es la opción moderada.  

El primer problema que surge es que algunas de estas medidas pueden necesitar una dura etapa inicial por la respuesta de las fuerzas reaccionarias (a través de sus instrumentos empresariales, financieros, judiciales  y mediáticos), después de esta etapa de ajuste, los beneficios logrados compensarán la pena sobradamente. El segundo problema que  impide a los políticos hacer estas reformas es el lucro, ellos mismos perderían dinero. Esas reformas implican la pérdida de los favores de la élite plutócrata, con lo que ello supone para su patrimonio personal.  ¿Por qué iban a cambiar y renunciar a los favores de la élite económica? Solo lo harán cuando pierdan la seguridad que tienen hoy y empiecen a temer la reacción popular, y eso solo llegará cuando la población esté tan “quemada” que ya no puedan creerse sus mentiras. Tristemente la historia nos enseña que los poderosos únicamente cambian cuando la lucha de clases amenaza la paz social. Con esto enlazo con la siguiente pregunta ¿Qué puede hacer usted? Pues sencillo:

¡Quémese ya de una vez!
¡Indígnese!


Julio Anguita nos dijo una vez:  


... la rebeldía no es un gesto altisonante, no es un grito, no es un insulto, no es una pedrada, no es una mala contestación. Es mucho más profundo. La rebeldía es un grito de la inteligencia y la voluntad que dice, y lo voy a decir en román paladino, ¡no me da la gana de decirle que sí a esta actual situación! ¿Por qué? ¡Porque no quiero! Y me niego a decirle que sí, porque entiendo que puede haber otra situación, y por tanto yo no asumo esta podredumbre y no participo de ella, y lucho contra ella. Y esta actitud es una actitud intelectual. Y cuando digo intelectual no quiero hablar de universitarios, sino de la mente de cualquier ser humano. Es un posicionamiento que nace de la mente y del corazón, del fuego de querer cambiar, esta es la rebeldía fundamental. Lo otro son voces, son chillidos, son insultos, son graznidos, dale caña, circo romano… No, no, la rebeldía no es ni más ni menos que el posicionamiento con otros valores y la decisión de hacerle frente. Rebeldía para decir que no aceptamos que la competitividad y el mercado sean los que rijan los destinos de las sociedades, que entendemos que hay una Declaración Universal de los Derechos Humanos que tiene que cumplirse, y que eso significa sociedad de pleno empleo, donde el hombre y la mujer sean exactamente iguales, donde no haya marginados, y que costará mucho tiempo y mucho sacrificio, pero es hermoso el luchar, incluso morir por eso. Porque morir tenemos que morir, ¡muramos por lo menos luchando por un ideal noble y no consumiéndonos como un brasero! [2]

El ex economista en Wall Street y profesor de University of Missouri Michael Hudson habla sobre la reactivación de la lucha de clases en los últimos tiempos por la prepotencia de los magnates en estos términos:

Utilizan la crisis y la prohibición de que los bancos centrales financien los déficits públicos para penalizar y llevar a la quiebra a los gobiernos, si se niegan a rebajar los salarios. Los planificadores neoliberales pretenden que salarios más bajos en el sector público supondrán salarios más bajos en el sector privado. El objetivo es rebajar los salarios un 30% o más, para disponer de excedente y pagar la deuda, dicen. Falso. Es un proyecto perverso para aguar las reformas democrático-sociales del siglo pasado en Europa. Los gobiernos aún han de imponer más carga fiscal al empleo y al comercio, recortar pensiones y otros gastos públicos. Europa puede caer bajo una dominación neoliberal totalitaria. Contra eso son las huelgas y las manifestaciones. La lucha de clases ha regresado a Europa.

Noam Chomsky dijo una vez:

Una de las lecciones más claras de la historia, incluida la historia reciente, es que los derechos no son concedidos graciosamente, sino que son conquistados.

Es imposible cambiar a los políticos si nosotros mismos no sentimos la necesidad de cambiar las cosas. El problema es el desajuste entre realidad y crispación social, es decir, el actual ambiente de paz social no se corresponde con una realidad de deterioro de los derechos sociales. Lamentablemente muchos trabajadores asalariados han asimilado su precariedad, y han sucumbido al adoctrinamiento neoliberal que les hace creerse millonarios en potencia y empatizan con ellos. La paz social solo responde al éxito de los plutócratas en su adoctrinamiento de masas.  Por eso es necesario un trabajo continuo de divulgación y de despertar conciencias para protestar en la dirección correcta. No se trata de pelearnos entre las víctimas por las sobras que nos lanzan los privilegiados, sino de pelearnos con los privilegiados.  

La indignación ante la realidad política y social es el detonante para pasar a la acción, gracias a ese sentimiento la fuerza de voluntad vendrá de forma natural. Es imposible contribuir al cambio sin sentir la necesidad de hacerlo. La indignación es el sentimiento-causa inicial, pero no puede ser jamás el motor de la acción, a continuación hay que solapar otro sentimiento a este; vuelvo al primer consejo. La lucha social (como cualquier tipo de lucha) ha de hacerse desde la alegría, destruyendo y construyendo sin amargura. ¿Qué es difícil pasar a la alegría desde la indignación?  Desde luego, no es fácil, pero hay alternativa, es la única forma admisible. El que es incapaz de luchar sin odio acaba ensuciando los ideales que dice defender. De ese sentimiento han florecido las peores pesadillas que ha creado el hombre. Si vas a luchar desde el odio, el resultado de tus acciones será igual de malo o peor que aquello que dicen combatir. En ese caso, es preferible seguir como estamos.

Activados por la indignación y movidos por la alegría, veremos con claridad que la acción más eficaz será la que realicemos nosotros mismos. Nos dejaremos de escudar en la "inactividad" de los políticos y los sindicatos y no esperaremos a que sean otros los que resuelvan nuestros problemas. Movilizándose desde abajo, activamos a los de arriba, esta es la clave de la eficacia de la lucha de clases. En cuanto la movilización desde abajo se debilite, lo más probable es que nuestros propios "representantes" acaben convirtiéndose en aquello que decían combatir. Por ello hay que elegir aquellos partidos, sindicatos, asociaciones... que tengan un funcionamiento interno asambleario y totalmente democrático. Esta es la única garantía que tenemos contra la intromisión del "poder oculto".

La solidaridad internacional podrá adoptar formas nuevas y más constructivas conforme la gran mayoría de los habitantes del mundo lleguen a entender que sus intereses son aproximadamente los mismos, y que son defendibles si se actúa conjuntamente. (Noam Chomsky)



En el siglo XXI todo el mundo está dominado por políticos y medios de comunicación neoliberales que obedecen sumisamente a sus benefactores. ¿Todo? ¡No! En algunos lugares irreductibles indignados  se resisten al sometimiento y luchan por su verdadera libertad. 

Los frentes de batalla desde los que contribuir a la lucha por mejorar las cosas son múltiples. Diferentes grupos desde desde diferentes posiciones ideológicas se han asociado en base a un programa de mínimos basado en el rechazo a las políticas neoliberales y en la aspiración a otro mundo mejor. De ahí que este movimiento se conoce como movimiento altermunista. Dentro encontramos varios grupos que difieren parcialmente en su ideología y en sus estrategias de lucha. 

Resistencia desde la política


El primer grupo de la resistencia es el formado por los herederos de los movimientos políticos tradicionales de izquierda. Por sus raíces revolucionarias, proporcionan al movimiento de resistencia global un referente utópico. Además son más resistentes a las intromisiones del poder económico, lo que es una garantía para evitar la desnaturalización de los objetivos originales. En 2015, después de cinco años de protestas, el partido Syriza ganó las elecciones. Fue la primera vez en los últimos 40 años que un partido abiertamente contrario al neoliberalismo llegaba al poder en Europa. Como era previsible el resto de gobiernos hace piña para impedir que Grecia pueda salir de la crisis y poner en peligro la hegemonía ideológica del dogmatismo neoliberal. Dentro de los movimientos políticos tradicionales de izquierda este grupo tenemos tres corrientes principales: 
  • Comunismo reformista, eurocomunismo o allendismo. Herederos de los antiguos comunistas que han adoptado posiciones reformistas por lo que sus propuestas son de tipo socialdemócrata. De esta forma intentan superar sus fracasos electorales.   
  • Socialdemócratas neokeynesianos. Corriente del keynesianismo que adoptan las teorías monetarias neoclásicas, igual que hacen los neoliberales. Proponen medidas de aumento de impuestos proporcionalmente para distribuir la riqueza. Algunos de ellos han formado el ala izquierda de los partidos socioliberales, aunque tienen poca influencia en la dirección de su partido. Los neokeynesianos permanecen esperando una oportunidad que nunca llega. 
  • Socialdemócratas poskeynesianos. keynesianos que mantienen las ideas monetarias de Keynes y rechazan la teoría monetaria neoclásica que usan los neokeynesianos. Proponen la participación directa del Estado en la economía como productor y como  empleador creando los puestos de trabajo necesarios. Son excluidos de los partidos socioliberales y solo tienen acogida en los partidos comunistas reformistas. 

Resistencia desde el sindicalismo


El segundo grupo son las asociaciones sindicales herederas del movimiento obrero. Estas asociaciones cuentan con un algo grado de activismo, ya que les toca enfrentarse a diario con los efectos sociales de las políticas neoliberales. Como ejemplo en España de una asociación que podría incluirse en los dos últimos grupos (sindical y revolucionario) es el sindicato Confederación General de Trabajadores (CGT). Sus principios anarcosindicalistas y/o asamblearios garantizan su funcionamiento democrático y su inmunidad a posibles mutaciones conformistas. Entre sus militantes podemos encontrar a demócratas cristianos, socialdemócratas, comunistas, anarquistas, entre otros. Todos unidos en torno a dos ideas en común:

-1. La necesidad de que cada uno de nosotros nos impliquemos en la lucha por mejorar nuestro nivel de vida y no confiemos en que otros resuelvan nuestros problemas.

- 2. El convencimiento de que la estrategia sindical de lucha de clases es, de momento, la única acción eficaz que tenemos para combatir las políticas neoliberales. La lucha de clases no es una elección estratégica, es una imposición pragmática, es la única salida a la que nos han abocado la aplicación de las recetas neoliberales.

Resistencia desde el asociacionismo horizontal


El tercer grupo son las asociaciones ciudadanas de carácter voluntario y asambleario. Por un lado tenemos las plataformas de lucha contra los efectos del neoliberalismo; como la PAH; Plataforma de afectados por la hipoteca que lucha contra los desahucios o como lo fueron la plataforma Democracia Real Ya y del movimiento 15M. Estas opciones de lucha presentan ventajas especiales: tiene un carácter aglutinador al centrarse en reivindicaciones políticas y económicas concretas. En 2010, las movilizaciones populares en Islandia lograron que se vote en referéndum si se paga la deuda a los especuladores (bancos internacionales) con fondos públicos. Ganó en NO al pago de la deuda odiosa tanto en el referéndum de 2010, como en el de 2011. La deuda odiosa es como se llama a la deuda ilegítima, aquella contraída y usada contra los intereses de los ciudadanos de un país. No tiene por qué pagarla porque el prestatario ha actuado de mala fe. La deuda derivada de la crisis del 2008, tanto pública como privada, puede considerarse deuda odiosa. Esta decisión permitió a Islandia reducir el coste social de la crisis sin ninguna consecuencia negativa para sus ciudadanos, aunque sí perjudica a los acreedores, a los especuladores. No tanto por la cantidad de dinero perdida como por el peligro de que el ejemplo sea imitado en otros países. En 2011 en España miles de personas se movilizaron y protestaron pacíficamente en las calles de las principales ciudades. Piden más democracia política y económica, rechazando la solución neoliberal a la crisis. Las movilizaciones las inició la plataforma Democracia Real Ya, que fundó el movimiento 15M. A partir de esto se realizan acampadas de protesta en muchas ciudades, sus miembros se declaran indignados ante los atropellos a los que son sometidos por los políticos y por los plutócratas.

De carácter asambleario son también las ONGs de lucha contra la injusticia, otra consecuencia del neiliberalismo. En España contamos, entre otras, con Manos Unidas y Cáritas (ambas de origen católico) o Intermón Oxfam y Entrepueblos (ambas de origen laico). Además están las ONGs de carácter ecologista que luchan contra uno de los efectos del neoliberalismo:  el cambio climático. Los ecologistas también pretenden modificar el sistema para corregir sus desajustes sociales, pero a esto unen su crítica al consumismo y al crecimiento sin freno por los efectos que produce en la naturaleza y el medio ambiente. Defienden dinámicas económicas justas y sostenibles. A escala mundial podemos citar como ejemplo a Greenpeace, y en España a Ecologistas en Acción.

Resistencia intelectual: la lucha ideológica


Un cuarto grupo son los economistas y expertos que con sus análisis arrojan luz sobre la realidad económica y nos permiten comprenderla.  Son aquellos intelectuales que pretenden que no se han vendido a los oropeles del poder y realizan un análisis crítico del neoliberalismo y sus efectos. 

Entre los referentes intelectuales de ese movimiento encontramos al escritor y filósofo Noam Chomsky, al periodista y profesor en la Sorbona Ignacio Ramonet, al doctor en Ciencias Políticas presidente del CADTM, a la periodista Naomi Klein, al miembro del Consejo Internacional del Foro Social Mundial Éric Toussaint, a la periodista y dirigente de ATTAC Susan George, al periodista, escritor, profesor en el Instituto de Estudios Europeos de la Universidad Paris Bernard Cassen, al que fue catedrático de Políticas Públicas y de Economía Aplicada en la Universidad Pompeu Fabra Vicenç Navarro, al catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Sevilla Juan Torres López, al economista Eduardo Garzón, al economista Juan Francisco Martín Seco, al profesor jubilado de Economía Aplicada de la Universidad de Alicante Clemente Hernández, al economista Stuart Medina Miltim, un referente en la teoría monetaria moderna, etc.

La mayoría de estos intelectuales se agrupan en la organización ATTAC [3]: Asociación por una Tasa sobre las Transacciones especulativas para Ayuda a los Ciudadano.  Su objetivo principal es dar a conocer las alternativas económicas a las actuales políticas de "mercado" y contrarrestar así la hegemonía de la doctrina neoliberal en los medios de comunicación. Esta asociación dota al movimiento de resistencia de una cobertura ideológica  coherente. ATTAC trata de unir fuerzas en torno a un programa de mínimos con propuestas concretas de reforma de carácter económico. Entre ellas figuran: la regulación efectiva de los mercados financieros, prohibir el uso de paraísos fiscales, la introducción de un impuesto global para redistribuir la producción de forma más igualitaria, la anulación de la deuda exterior de los países en desarrollo, un comercio justo, la aplicación de altos impuestos al libre cambio y los movimientos de capitales, etc. 

Su propuesta de reforma del sistema financiero permitiría revertir gran cantidad de capital en beneficio de la sociedad, solucionando el problema de la financiación del estado del bienestar y de la deuda pública desde propuestas keynesianas, poskeynesianas, marxistas o decrecentistas. Los economistas decrecentistas parte de posiciones ecologistas y proponen un sistema alternativa que no se base en el crecimiento del consumo, sino que logre el bienestar general con una distribución racional de los recursos sin depender del crecimiento económico.  

Para lograr sus objetivos publican trabajos de investigación, organizan conferencias y realizan actos reivindicativos en la calle. Pretenden mejorar la democracia fomentando la participación ciudadana en la resolución de sus problemas, por eso impulsan las manifestaciones contra globalización neoliberal y están junto a los activistas de Democracia Real Ya y del 15M en las movilizaciones de los indignados durante el 2011.

Dentro de este movimiento se han integrado otros grupos con reivindicaciones de tipo transversal e interclasistas que se han sumado a ese programa común de reformas transformadoras: 
  • Izquierda feminista. Su crítica va dirigida a la discriminación de la mujer y al patriarcado entendido como la relaciones de subordinación entre mujeres y hombres a todos los niveles, incluso el privado/doméstico.  
  • Otras izquierdas que reivindican derechos de minorías como el movimiento LGTB, indigenistas, etc. 
El problema que tiene esta unidad de acción es que hay cuestiones en las que no se ponen de acuerdo: reformar el sistema o cambiarlo profundamente, Estado centralizado o federal, economía expansiva o decrecentista, anteponemos las reivindicaciones de clase o interclasistas, etc. Cuando ni ellos mismos se pueden poner de acuerdo en el tipo de Estado que desean, es cuando se convierten en  izquierda indefinida [4].



El manifiesto de resistencia


Posiblemente el momento de mayor visibilidad del movimiento altermundista en España fue con el movimiento del 15M del 2011. En esa ocasión la resistencia al neoliberalismo fue capaz de sumar apoyos desde diversos ámbitos ideológicos gracias a un discurso transversal. Durante un tiempo el altermundismo se colocó en una posición de igualdad frente al neoliberalismo hegemónico y hubo debate ideológico. 

El movimiento social del 15M o de los indignados, finalizó fruto de sus propias contradicciones y se disolvió. Poco después, sus protagonistas dieron el paso a la política y nació PODEMOS. De nuevo empezó fuerte y con mucho tirón, pero igualmente acabó sucumbiendo en un doble frente: el frente externo con una brutal campaña de desprestigio mediante lawfare (juicios sin fundamento para desprestigiar políticamente al adversario ideológico) y por el frente interno: luchas intestinas y divisiones. Este movimiento acabó como el anterior, generando mucha frustración ante una oportunidad perdida. 

Transcribo el manifiesto de Democracia Real Ya con el que se inició el movimiento:

Somos personas normales y corrientes. Somos como tú: gente que se levanta por las mañanas para estudiar, para trabajar o para buscar trabajo, gente que tiene familia y amigos. Gente que trabaja duro todos los días para vivir y dar un futuro mejor a los que nos rodean.
Unos nos consideramos más progresistas, otros más conservadores. Unos creyentes, otros no. Unos tenemos ideologías bien definidas, otros nos consideramos apolíticos… Pero todos estamos preocupados e indignados por el panorama político, económico y social que vemos a nuestro alrededor. Por la corrupción de los políticos, empresarios, banqueros… Por la indefensión del ciudadano de a pie.
Esta situación nos hace daño a todos diariamente. Pero si todos nos unimos, podemos cambiarla. Es hora de ponerse en movimiento, hora de construir entre todos una sociedad mejor. Por ello sostenemos firmemente lo siguiente:
    Las prioridades de toda sociedad avanzada han de ser la igualdad, el progreso, la solidaridad, el libre acceso a la cultura, la sostenibilidad ecológica y el desarrollo, el bienestar y la felicidad de las personas.
    Existen unos derechos básicos que deberían estar cubiertos en estas sociedades: derecho a la vivienda, al trabajo, a la cultura, a la salud, a la educación, a la participación política, al libre desarrollo personal, y derecho al consumo de los bienes necesarios para una vida sana y feliz.
    El actual funcionamiento de nuestro sistema económico y gubernamental no atiende a estas prioridades y es un obstáculo para el progreso de la humanidad.
    La democracia parte del pueblo (demos=pueblo; cracia=gobierno) así que el gobierno debe ser del pueblo. Sin embargo, en este país la mayor parte de la clase política ni siquiera nos escucha. Sus funciones deberían ser la de llevar nuestra voz a las instituciones, facilitando la participación política ciudadana mediante cauces directos y procurando el mayor beneficio para el grueso de la sociedad, no la de enriquecerse y medrar a nuestra costa, atendiendo tan sólo a los dictados de los grandes poderes económicos y aferrándose al poder a través de una dictadura partitocrática encabezada por las inamovibles siglas del PPSOE.
    El ansia y acumulación de poder en unos pocos genera desigualdad, crispación e injusticia, lo cual conduce a la violencia, que rechazamos. El obsoleto y antinatural modelo económico vigente bloquea la maquinaria social en una espiral que se consume a sí misma enriqueciendo a unos pocos y sumiendo en la pobreza y la escasez al resto. Hasta el colapso.
    La voluntad y fin del sistema es la acumulación de dinero, primándola por encima de la eficacia y el bienestar de la sociedad. Despilfarrando recursos, destruyendo el planeta, generando desempleo y consumidores infelices.
    Los ciudadanos formamos parte del engranaje de una máquina destinada a enriquecer a una minoría que no sabe ni de nuestras necesidades. Somos anónimos, pero sin nosotros nada de esto existiría, pues nosotros movemos el mundo.
    Si como sociedad aprendemos a no fiar nuestro futuro a una abstracta rentabilidad económica que nunca redunda en beneficio de la mayoría, podremos eliminar los abusos y carencias que todos sufrimos.
    Es necesaria una Revolución Ética. Hemos puesto el dinero por encima del Ser Humano y tenemos que ponerlo a nuestro servicio. Somos personas, no productos del mercado. No soy sólo lo que compro, por qué lo compro y a quién se lo compro.
 Por todo lo anterior, estoy indignado.
Creo que puedo cambiarlo.
Creo que puedo ayudar.
Sé que unidos podemos.
Sal con nosotros. Es tu derecho.

Mientras se espera a que un nuevo proyecto político capitalice la resistencia con opciones de éxito, queda el activismo. El activismo es necesario para racionalizar la lucha de clases (en cualquiera de sus formas), es una etapa fundamental en el camino, pero no es la última.  Llegará un momento en el que se necesitará algo más, no hay que olvidar que la paz social también se puede recuperar por la vía fascista. Para que esto vaya en la dirección correcta necesitamos al político que capitalice las fuerzas y que pueda alcanzar el poder para realizar las reformas necesarias. Sin saber aún cómo se manifestará esto, puedo adelantar que para lograrlo necesitamos la aparición de nuevos Olof Palme, tantos como países hay en el mundo.  

Seguramente esta nueva socialdemocracia no será igual a la anterior (de tipo neokeynesiano). Las cosas han cambiado. El nuevo intervencionismo deberá corregir la insostenibilidad del actual modelo de crecimiento. Siguiendo la línea marcada por Serge Latouche o Carlos Taibo, la nueva socialdemocracia mantendrá el mismo objetivo principal, el bienestar general con la redistribución de la riqueza, pero cambiando los medios (el crecimiento económico dejará de ser un objetivo macroeconómico). Para ello el Estado tendrá que tomar de nuevo las riendas de la economía.  De la misma forma que en el pasado, después del periodo liberal (s.XIX) vino la etapa socialdemócrata (1945-80), ahora tras la etapa neo-liberal (desde los 80) vendrá un nuevo periodo neo-socialdemócrata. Así la rueda de la historia sigue girando. 

Fin 

Notas al pie con la bibliografía

    • [1] Antón Costas es catedrático de Política Económica de la Universidad de Barcelona.
    • [2] Discurso de Julio Anguita durante la conferencia Alternativas contra el neoliberalismo,  Cáceres 1999.
    • [3]   Plataforma ATTAC
    • [4] Empleo el término de la taxonomía del filósofo Gustavo Bueno planteada en su obra El mito de la izquierda (2003) 

    Y tú, ¿no vas a defenderte? 


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