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La crisis económica de 2008 como paradigma de crisis provocada y gestionada por el neoliberalismo

La versión oficial de la crisis del 2008 y la explicación completa

La crisis de 2008 nos permitió comprobar cómo funciona el neoliberalismo práctico, su habilidad para aprovechar las coyunturas de crisis que él mismo provoca para avanzar en la aplicación de su programa. Es posible que haya escuchado la explicación oficial de la crisis, la crisis de las hipotecas subprime. Esa interpretación sigue más o menos este razonamiento:

1. Banqueros estadounidenses ávidos de beneficios otorgan préstamos hipotecarios a personas insolventes que no van a poder pagar sus cuotas.

2.  Estas deudas las “empaquetan” mezclando estos préstamos con los otros préstamos que se habían realizado a pagadores solventes. Tras una operación de ingeniería financiera esto se pone a la venta en “paquetes mixtos” por todo el mundo. La venta se hace porque estos paquetes “parecen” inversiones atractivas. Mientras las agencias de calificación de riesgos que tendrían que haber avisado del peligro hacen la vista gorda. Lo que se explica teniendo en cuenta sus lucrativas relaciones económicas con los implicados.

3. Los bancos compradores de estos paquetes comienzan a quebrar cuando se dan cuenta que han comprado deuda que no se va a pagar. Esto se contagia a todo el sistema financiero.       
        
Esta versión oficial que nos remite a prácticas financieras de riesgo no es falsa, pero es claramente incompleta. Se está colocando como causa lo que es simplemente el desencadenante final. ¿Sin este desencadenante, el crecimiento especulativo se hubiera  mantenido indefinidamente? Si no se hubiera pinchado la burbuja así, hubiera reventado de otra forma. Una buena explicación, ha de aclarar por qué el sistema financiero acabó necesitando dar crédito incluso a personas insolventes, algo que la versión oficial reducida no clarifica.



Antes de hablar del desencadenante final de la crisis hay que explicar cuál es la situación financiera en la que nos encontramos. El economista keynesiano Hyman Minsky [1] llamó “Hipótesis de la inestabilidad inherente” a la situación en la que entramos después de la desregulación financiera del 71. Se cambió el motor principal del crecimiento económico, antes eran las inversiones públicas (del Estado), hoy lo son las inversiones privadas que buscan rentabilidad a corto plazo, es decir, hoy el motor de la economía es la especulación. Minsky afirmó que el acrecentado peso de un sector financiero sin intervención estatal, nos condena a una inestabilidad económica continua. En adelante se sucederán  etapas de crecimiento especulativo caracterizadas por un gran movimiento de capitales, seguidas a continuación de crisis financieras con repercusiones en todos los ámbitos, momento en el que el crédito se contrae. El actual sistema financiero desregulado ofrece una ilusión de estabilidad mientras crea simultáneamente las condiciones para un desplome inevitable y dramático. Dicho con otras palabras, en esta situación los periodos de prosperidad son los responsables de las crisis venideras. Estas crisis irán agravándose a medida que vaya aumentando el peso del capital financiero. La idea que introduce es el carácter inherente e inevitable de ciclos económicos con crisis cada vez más virulentas para poder mantener un crecimiento de tipo especulativo. Evidentemente antes de los 70 también existían ciclos, pero mucho más suaves gracias a la regulación y al menor peso de la especulación financiera en el crecimiento económico. Indirectamente estaba diciendo que los economistas que hoy parecen sorprendidos cuando llega la crisis, en realidad se hacen los tontos. Saben perfectamente que  con el diseño actual del sistema económico las crisis son ineludibles, solo es cuestión de tiempo. Si se niegan a aceptar el carácter inherente de las crisis financieras es únicamente para evitar que se haga una crítica en profundidad al sistema en su conjunto. No hay voluntad para evitar las crisis, al contrario. Minsky se opuso a las desregulaciones de los años 70 y 80 y defendió la necesidad de que el Estado recupere el control sobre el sistema financiero. Pero nadie le hizo caso, incluso lo tildaron de “keynesianismo radical”.

Hoy Hyman Minsky, el que pronosticó la crisis mejor que nadie hace décadas, es prácticamente un desconocido en la prensa económica de gran difusión. En cambio los economistas que defienden el neoliberalismo son muy populares y cuentan con miles de seguidores en las redes sociales. Estos son los que aparecen continuamente en los medios de comunicación. ¿Tendrá esto algo que ver con el hecho de que los especuladores son grandes inversores de la prensa económica y de las cadenas de televisión? Estos economistas famosos saben perfectamente que idea deben defender si quieren volver a ser consultados, saben perfectamente que si defienden cierta doctrina económica tendrán muchos benefactores dispuestos a darles un puesto de trabajo. Incluso ellos mismos han tenido una formación académica como brokers y ya han logrado pingües beneficios económicos para sus cuentas particulares en la especulación tanto en momentos alcistas como en momentos bajistas. Para ellos las crisis son igual de rentables que los períodos de crecimiento. 

Se entiende todo mejor si aceptamos que la crisis económica actual no se ha pretendido evitar en ningún momento, ya que la evolución económica ha seguido una dinámica que se conocía perfectamente.  De hecho ha funcionado de forma parecida a las otras crisis financieras anteriores. La clave de todo es el éxito de la desinformación, es decir, muy pocos (solo los especialistas) saben realmente cómo funciona el proceso de crecimiento económico y crisis.

El problema no es que algunos chicos malos han intentado aprovecharse, es algo más profundo. Lo que se nos oculta es que en un sistema regido por el neoliberalismo únicamente podemos lograr crecimiento económico recurriendo a  la expansión del crédito. La burbuja especulativa es la única forma crecimiento posible en un contexto de neoliberalismo y de descontrol financiero. Y la crisis en la que desemboca necesariamente, se considera positiva aunque la mayoría de la población salga perjudicada. 

Santiago Niño Becerra [2] afirma que el actual modelo económico, el neoliberal, no permite otra forma de crecimiento que no sea expandiendo el crédito y creando una burbuja especulativa. A partir de esta premisa pudo calcular el tiempo que podría aguantar la burbuja antes de reventar y ya en el 2004 pronosticó que la crisis económica global llegaría en el 2010.  Cuando lo hizo sus compañeros lo acusaron de catastrofista.

Lo malicioso  de todo el tinglado es que la oligarquía económica se aprovecha doblemente en todo este proceso. No solo sale beneficiada directamente por la aplicación de las políticas neoliberales dirigidas al mayor enriquecimiento de las rentas altas. Además las reformas que se van a exigir cuando llegue la crisis para evitar el colapso, también les van a permitir hacer negocio.  La jugada les sale redonda.

La oligarquía plutócrata controla el sistema financiero a través de su influencia en los supuestamente autónomos bancos centrales y principalmente gracias a su control directo de los bancos privados, la pieza fundamental en el proceso de crecimiento mediante la expansión del crédito.

La dejación de funciones del Estado es fundamental para que la maniobra especulativa se realice correctamente y con el máximo beneficio. Los políticos tienen su papel como colaborador necesario. Para que la burbuja se produzca el Estado abandonó su responsabilidad como redistribuidor de la riqueza. El Estado baja los impuestos y no recauda, por ello no construye viviendas protegidas a precios asequibles. Al retirar las viviendas de bajo coste del mercado, le quita el principal competidor al sector privado y ahora no hay límites que puedan contener los precios. La filosofía neoliberal dice que TODA labor productiva ha de quedar en manos privadas. Abandonados a su suerte a los asalariados no les queda más remedio que entramparse de por vida con un banco para poder tener un techo. El dinero se introduce en la economía en el momento en que una entidad bancaria (que es una entidad privada) hace un préstamo. No prestan el dinero en función de lo que tienen, sino en función del llamado  sistema de reserva fraccional. El banco no solo consigue recuperar el dinero prestado, sino que además consigue que el deudor le devuelva ese dinero + intereses en cómodos plazos. El resultado es que cuantos más préstamos se hagan y más grande sean estos, más se enriquecerán los accionistas propietarios de los bancos (en decir, los plutócratas). A través del interés, se está robando capital a la economía productiva (a los trabajadores) para poder dárselo directamente a este grupo de personas improductivas.  Esto antes se llamaba usura.         

Dentro del actual sistema, los bancos privados hacen de intermediarios entre el Banco Central y los ciudadanos. La raíz del problema es que los objetivos del Banco Central (orientados hacia el bienestar general) se enfrentan a los objetivos de los bancos privados que hacen de intermediarios (orientados hacia el lucro privado a corto plazo). De esta forma, al ser los bancos privados intermediarios necesarios, lo que aparentemente es un servicio público, acaba convertido en un negocio. Como el objetivo del banco privado es ganar el dinero, cuanto más préstamos más beneficios. El legítimo e indiscutible principio de la búsqueda del beneficio individual, en este caso genera una consecuencia negativa para el interés general cuando el endeudamiento se convierte en una consecuencia inevitable.       

Este nefasto sistema está respaldado, avalado, legalizado, y todos los conceptos teóricos que se quieran colocar, pero el hecho es que los propietarios de los bancos son los que están dirigiendo el desarrollo económico de un país y no los gobiernos. Cuando los políticos quieren crecimiento con unas políticas neoliberales, al final se ven abocados a usar la expansión crediticia como único medio posible. Los políticos no solo actúan con dejadez sobre este tema, sino que además han reformado las leyes para hacerlo posible. Hoy un grupo de personas no elegidas democráticamente, deciden el destino de la totalidad de los habitantes de un país. Este sistema está vigente gracias a los cambios legislativos que los políticos establecieron para hacerlo posible, es decir, no siempre ha sido, antes los Estados sí que dirigían el crecimiento económico con inversiones directas.  La raíz de la actual crisis (y de todas las crisis desde el 71) es la incapacidad del sistema de lograr crecimiento de otra forma que no sea la expansión crediticia con creación de una burbuja especulativa porque las políticas neoliberales no dejan otra opción para mantener la demanda de los trabajadores. Hay que recordar que el efecto económico más destacado de las recetas neoliberales es el de la concentración del capital y el descenso de la demanda. Esto se debe a que las rentas altas, ahorran más y consumen menos. De modo que aumentando la polarización social, no solo se genera pobreza, además tenemos un grave problema macroeconómico, una sub-demanda. En este contexto el uso del crédito se convierte en indispensable para compensar la caída de la demanda. Esta necesaria exposición crediticia nos mete en un círculo vicioso que acaba siempre en una crisis financiera.

Desde el gobierno de Reagan (1981-89) empiezan a aplicarse las políticas neoliberales de reducción de impuestos en Estados Unidos con más intensidad. Desde entonces la deuda no hace más que crecer en relación inversa a lo que descienden los impuestos. En esta gráfica sobre Estados Unidos puede verse la relación; a menos impuestos (línea oscura), más deuda (línea clara):



De esta forma tan nefasta han logrado evitar el hundimiento de la demanda y han generado un crecimiento económico engañoso. En el gráfico siguiente puede verse la evolución de la deuda privada y la bancaria en Estados Unidos. En el gráfico inferior se puede ver que con los gobiernos de Reagan hay un cambio de ritmo, y que con los gobiernos de George Bush hijo (2001-2009) el crecimiento se vuelve vertiginoso:


El aumento de la deuda está vinculado directamente a las políticas neoliberales ejecutadas por los gobiernos republicanos en Estados Unido:




EL PROCESO DE ENDEUDAMIENTO NEOLIBERAL

Si los avances tecnológicos y la mecanización provocan la cada vez menos necesidad de fuerza de trabajo y provocan desempleo y menor demanda, las políticas neoliberales agravan la situaciòn y contribuyen al hundimiento aún mayor de la demanda de varias formas:
  • 1. Libre deslocalización industrial (incluso de antiguas empresas públicas privatizadas) que aumenta el desempleo.
  • 2. Reformas laborales neoliberales que reducen los salarios y abaratan el despido que se plantean como necesarias para atraer a los inversores/especuladores.
  • 3. Reduciendo los impuestos para aumentar el déficit público del Estado y justificar las privatizaciones. Las privatizaciones reducen y encarecen los servicios básicos y además aumentan el desempleo, pero garantizan jubilaciones doradas para los políticos que las promueven.  

Para mantener la demanda de los asalariados y evitar que el Estado tome medidas redistributivas que supongan un aumento de impuestos a las rentas altas, se fomenta el endeudamiento privado  [3].  La única alternativa que queda cuando renuncias a recaudar lo que necesitas es pedir prestado. Para que el crédito pudiera expandirse libremente y sin control, fue necesario que se destruyeran los controles del sistema financiero heredados de Bretton Woods (los que dejó Keynes). Eso fue lo que hizo Nixon en 1971 cuando cambió el sistema para eliminar las limitaciones a los movimientos de capital de tipo especulativo.

Los beneficios de los dividendos (beneficios de los inversores privados accionistas de los bancos) recurren a estrategias de ingeniería financiera para acabar escondidos en paraísos fiscales y no pagar impuestos. El Estado no puede recurrir a ellos para compensar las pérdidas. El Estado no puede recurrir a ellos para compensar las pérdidas. Si además el Estado se integra en una unión económica y pierde su independencia monetaria (zona euro), tampoco puede recurrir a su banco central para compensar las pérdidas.           

4. La expansión del crédito establece un círculo vicioso del que es difícil salir. Para poder pagar la deuda contraída, es necesario endeudarse aún más. Y a más deuda, más beneficios para los acreedores.  Cuando la situación se hace insostenible, los especuladores/inversores exigen al Estado que consiga recursos desmantelando el Estado del Bienestar. Cuyos servicios,  evidentemente, ellos no usan.  


Desde el paradigma neoliberal se nos dice que para que la economía funcione, el Estado lo único que debe hacer es reducir impuestos (para fomentar la inversión privada) y contener la inflación. En esto se distinguen del paradigma socialdemócrata que ponía su objetivo en el empleo, al que supeditaba sus medidas. Para los neoliberales en cambio, el empleo no es un objetivo, sino una consecuencia, el objetivo es la contención de la inflación. Los neoliberales dicen que una inflación baja unida al libre mercado nos llevará a la creación de empleo de forma espontánea. En realidad hay sobrados datos macroeconómicos que demuestran que el empleo no solo está en relación con la inflación y el libre mercado, sino que hay otros factores de mucho mayor peso, pero estos datos son interesadamente ignorados. Las políticas financieras dirigidas por los bancos centrales van encaminadas a controlar esta inflación, para ello facilitan o dificultan la expansión crediticia mediante los intereses bancarios. La reducción de los impuestos acaba expandiendo el crédito, como hemos visto antes, esto tendría que haberse reflejado en un incremento de la inflación y los bancos centrales tendrían que haber actuado para corregir este error. ¿Qué fue lo que pasó? Lo que pasa es que el ingenio de los neoliberales para camuflar sus nefastas políticas no tiene límite, me explico. En realidad este aumento de la inflación no se reflejó en el índice de inflación porque  no entraba en la fórmula oficial. La inflación se basa en la cesta de la compra, la de los precios de consumo, pero con este método no se toma en consideración otra inflación, la de los llamados activos. Los activos cotizan en las bolsas de valores o casinos financieros, pero  providencialmente para algunos, no computan en el índice que mide la inflación. Estos activos son las viviendas, los bonos, las materias primas, los mercados de valores… Aquí es donde se ha estado produciendo un continuo aumento de la inflación que dejaba fuera de toda duda el carácter especulativo del crecimiento económico. Pero estos movimientos especulativos van unidos al enriquecimiento de muchas personas, las que han invertido sus capitales en estas actividades altamente desreguladas y descontroladas. ¿Por qué los bancos centrales no han intervenido para evitar la creación de una burbuja y la subsiguiente crisis? Porque lo único que han tenido en cuenta ha sido el enriquecimiento de esa minoría, el resto de consideraciones (las que afectan a la gente) carecen de relevancia para ellos. ¿Esto no es contraproducente teniendo en cuenta que esta dinámica está abocada a una crisis? A esto se responde con otra pregunta ¿Contraproducente para quién? Los que se han beneficiado hasta ahora y mucho ¿Van a salir perjudicados por la crisis? ¿La crisis la van a pagar los que se han lucrado gracias a todo el proceso? Me temo que no, para eso están sus políticos.

El peso que han adquirido los activos financieros desde la desregulación financiera del 71 se ha disparado de forma descontrolada.  En la etapa Keynesiana, anterior los años 70, la tendencia era justo la contraria. El intervencionismo económico del Estado evitaba que los mercados financieros aumentaran su influencia. Hoy nada les detiene. Sirva de ejemplo el caso de Reino Unido, país que pasó de ser un ejemplo de políticas keynesianas a un referente del pensamiento neoliberal más reaccionario (con Margaret Thatcher). Evolución de la relación entre el PIB y los activos bancarios en Reino Unido:



En 1972 James Tobin vio el peligro que se avecinaba después de la desregulación financiera de Nixon. Dijo que la nueva situación (libre fluctuación de los tipos de cambio) sería un terreno abonado para la especulación. Para evitar perturbaciones en el sistema financiero propuso poner un pequeño impuesto a estos movimientos de capital, esto desincentivaría a los especuladores. Nadie le hizo caso, al contrario, aumentaron los mecanismos financieros orientados a la especulación en nombre del sacrosanto libre mercado. 

La especulación a corto plazo, desligada de la economía real, se ha convertido en el  motor de la economía a escala mundial. Los mercados de valores, donde se compran y se venden las acciones de las empresas, incorporaron nuevos productos de alto riesgo como los derivados financieros. En los mercados de derivados se gana dinero apostando sobre el valor futuro de las acciones. En ocasiones manipulan y distorsionan el mercado de valores desligándolo totalmente de la economía productiva. Cada día mueven cuatro billones de dólares, contra esto los gobiernos están indefensos en caso de ataque especulativo. Un único inversor, el multimillonario George Soros, pudo hacer uno de estos ataques a la libra esterlina en 1992, lo que se llamó el miércoles negro. Soros logró beneficios tal y como pretendía, pero el Estado británico perdió decenas de millones de dólares.  El colmo de la orgía especulativa es la reciente automatización de operaciones financieras. En los últimos años las decisiones de inversión no las hacen únicamente personas de carne y hueso, sino  robots-inversores. Son programas informáticos capaces de realizar acciones de compra/venta en los mercados de valores de modo automático (miles cada minuto) siguiendo determinados algoritmos matemáticos, se conoce como high frequency trading (HFT), o negociación de alta frecuencia. Desde 2010 los robots toman más de la mitad de las decisiones de inversión en EEUU, casi el 40% en Europa. Esta situación es un disparate. Si seguimos por este camino me imagino que en el futuro las economías nacionales entrarán en crisis por las operaciones calculadas de robots-inversores enfrentados entre sí, sin que siquiera los dueños de esos capitales sean conscientes. Llegar a este punto dice mucho del grado de estupidez que somos capaces de asimilar sin rechistar.  


Pero aún hay más. Para aumentar cantidad de capital disponible para la especulación los políticos norteamericanos tuvieron una brillante idea. Decidieron permitir a las entidades financieras que hicieran uso de los depósitos de sus clientes para jugar en el casino de la bolsa. Por eso tuvieron que desregular este sector. Para evitar que se volviera a repetir una crisis tan dramática como la del 29, el presidente norteamericano Roosevelt aprobó en 1933 la ley Glass-Steagall. Con esta ley se separaba la banca de depósito o comercial (donde están los ahorros de los ciudadanos) de la banca de inversión (cuyos fondos para invertir en la bolsa de valores). De esta forma se evitaba que el hundimiento de la bolsa afectara a las cuentas corrientes de los ciudadanos, ya que sus bancos no podían usar sus fondos para hacer inversiones peligrosas. En 1999 el presidente Bill Clinton siguiendo las indicaciones de sus asesores neoliberales, decidió derogar la ley acabando con esta división y permitiendo a los bancos que usaran los depósitos de sus clientes para especular. El premio Nobel de economía Joseph Stiglitz comentó sobre esta decisión: “Se supone que los bancos comerciales no han de ser empresas de alto riesgo; se supone que han de gestionar de forma muy conservadora el dinero de otras personas” 

¿Qué ha pasado cuando pincha la burbuja especulativa en la que los bancos habían invertido sus fondos? Como ya no hay beneficios, los especuladores retiran sus inversiones/ compras y los bancos se quedan sin capital. Sin embargo, pese a ser entidades privadas, no se han cerrado (como cualquier empresa que quiebra). Los gobiernos, en lugar de cerrar los bancos en quiebra y limitarse a devolver los ahorros a los clientes, lo que hacen es usar fondos públicos para garantizar también el pago a los acreedores, lo que llaman eufemísticamente “rescates”. Como estas entidades financieras se mantienen gracias a la intervención del Estado, se les llama también bancos zombis.        

La razón es obvia: si se deja caer al sistema financiero privado, se tendría que montar otro sistema financiero público alternativo, algo que va en contra de la doctrina neoliberal de los que nos gobiernan. El sentido común nos dice que ahora tendríamos cambiar el sistema financiero, sus reglas y las leyes para evitar prácticas financieras de dudosa utilidad para el conjunto de la sociedad. 


El sentido común nos dice que ahora se tendría que gravar esos capitales que se han acrecentado y concentrado gracias a la especulación y con ellos pagar el coste de la crisis. Para ello habría que ir a buscarlos a los mercados de valores y a los paraísos fiscales donde se han refugiado, algo que se puede hacer si los gobiernos actúan de forma coordinada. Por poner un ejemplo: ¿En qué país hay más dinero griego? ¿En Grecia? NO, en Suiza. Los fondos que los griegos de renta alta han escondido en ese paraíso fiscal es superior a todo el Producto Interior Bruto de Grecia. En esas condiciones difícilmente un país puede lograr la recaudación necesaria.  

El sentido común nos dice que ahora se tendría que reformar el sistema financiero, con mayor control y  regulación, añadiendo tasaciones a los movimientos de capital. Podríamos nacionalizar total o parcialmente la banca para asegurarnos de que los beneficios bancarios y financieros se re-inviertan en la sociedad y no se usen con fines especulativos.
Pero eso es lo que dice el sentido común que piensa en beneficiar a la sociedad en su conjunto, lamentablemente ese no es el sentido común que se usa. Se usa este otro, el que razona en estos términos:

¿Qué tenemos que hacer ahora para que yo y mis coleguillas sigamos lucrándonos aún más?

¿Quién cree usted que va a tener que pagar los efectos de su crisis?


¿Los que se han beneficiado de la fase de crecimiento, los plutócratas, o la clase trabajadora que durante la época de prosperidad ha tenido que conformarse con las migajas?

La respuesta es obvia. Se privatizan los beneficios, y se socializan las pérdidas. Los políticos, en lugar de tomar alguna de las medidas citadas, salen a la palestra a anunciar que el Estado pagará con fondos públicos los efectos de la crisis a los responsables de la misma, al sector financiero. Evidentemente estos políticos no son nuestros políticos,  son suyos. 

La jugada les sale redonda si tenemos en cuenta que hasta ahora se han dedicado a descapitalizar al Estado mediante las privatizaciones y las reducciones de impuestos. Un Estado sin peso financiero tiene que pagar al sistema financiero la crisis que el mismo sistema financiero ha provocado… ¡Endeudándose con ese mismo sistema financiero! Tendría gracia si no fuera por los efectos dramáticos de todo esto. 

Sería cómico si no fuese trágico.

Noam Chomsky habló de la estrategia que consiste en crear problemas, en este caso una crisis económica, para luego poder ofrecer unas soluciones interesadas, en este caso las soluciones neoliberales que implican una reducción aún mayor del poder del Estado. Nos explica como los neoliberales consideran positivas las crisis de todo tipo porque pueden aprovechar y ejecutar sus propuestas, ya que en una situación normal los ciudadanos se resistirían a perder los derechos adquiridos. El objetivo es poder realizar políticas de ajuste antisociales (muy lucrativas para sus artífices) sin que los ciudadanos reaccionen, ya que quedan conmocionados y confundidos por el shock de la crisis [4].


CÓMO SE CAMINÓ HACIA LA CRISIS EN ESPAÑA

¿Cómo se hizo esto en España (y en otros países)? Cómo he dicho antes, la búsqueda del endeudamiento se hace necesaria por dos razones, por un lado es la única forma posible de crecimiento dentro del actual modelo neoliberal y por otro es un negocio muy rentable para algunos. Por eso pusieron sus ojos en el sector de la vivienda, un bien de primera necesidad. El problema es que el mercado de la vivienda estaba muy regulado precisamente para evitar que fuera víctima de dinámicas especulativas. Además había una potente oferta de vivienda protegida a bajos precios mantenía bajos los precios.  Aquí es donde entra la doctrina neoliberal (para justificar lo injustificable) usando su típico lenguaje económico confuso. A finales de los 90 se desreguló el mercado de la vivienda para permitir la libre especulación quitando las limitaciones legales que lo impedían. Simultáneamente dejó de construirse vivienda protegida para que no pudiera presionar los precios a la baja (gobiernos de José Mª Aznar), y la nueva vivienda protegida se sobrevaloró también. Las empresas públicas de construcción de viviendas se privatizaron. Además se cambió la ley de financiación de los ayuntamientos y pasaron a recibir menos dinero del Estado, de esta forma se les forzaba a buscar ingresos de otra forma. ¿De qué forma? Efectivamente, pasan a depender de los recursos derivados de la construcción, lo que también presiona los precios al alza. Una vez instauradas las condiciones propicias, lo único que necesitaba este plan para que saliera adelante es que el Banco Central Europeo no pusiera límites a la expansión del crédito y a la expansión de la deuda. Como garantía se favoreció la entrada masiva de capital de Estados Unidos en el sistema financiero español. El plan fue todo un éxito, los precios aumentaban, gracias a esto aumentaban en número y en cantidad los préstamos, y los beneficios de la banca se multiplicaron espectacularmente. En España entre 1996 y 2008 el endeudamiento total se multiplicó por 6 (un crecimiento del 500%). 

Las rentas bajas se endeudaban por necesidad para poder tener una vivienda, las rentas altas se endeudaban para especular y lucrarse.




Al mismo tiempo las autoridades que debían velar por el interés general nos vendían humo. El gobernador del banco de España, Miguel Ángel  Fernández Ordóñez, sobre los datos de evolución de los salarios y los beneficios en los años 1995-2005:

La paradoja es que el sueldo real medio baja, pero todos ganan (...) el ama de casa que antes no trabajaba ahora lo hace, el joven que antes no trabajaba ahora lo hace, ambos son ahora mileuristas, los emigrantes que antes ganaban 200 euros en su país ahora ganan 700 euros, y los trabajadores que antes estaban en el mercado, ahora ingresan más dinero.

Todos felices. ¿Dónde está el fallo del tinglado? En el carácter especulativo del crecimiento. Es una forma desastrosa que tienen los plutócratas de aumentar la demanda sin aumentar los impuestos  directos, es decir, sin redistribuir riqueza. El crecimiento de la demanda en forma de préstamos/deuda se puede mantener mientras se sigan pidiendo más préstamos. 

El círculo de crecimiento especulativo se puede entender mejor con este razonamiento:
1.       El trabajador sólo podrá pagar su hipoteca mientras tenga trabajo.
2.       Pero para que él pueda trabajar, su empresa de construcción ha de seguir construyendo casas, ya que este sector es el motor de la economía y el generador directo e indirecto de puestos de trabajo.
3.       Para que esta empresa siga construyendo, han de seguir vendiéndose casas.
4.       Para poder venderse casas (a estos precios) han de seguir dándose créditos.


Ahora tengo que recordar lo que explicaba antes. En España, igual que pasa en Estados Unidos, no hay regulación que separe a los bancos de inversión de los de depósito/comerciales. Entonces: ¿Qué pasa cuando las entidades financieras pierden sus fondos porque los inversores/especuladores deciden recuperar lo que han invertido en la banca? 
- Al quedarse sin fondos el banco/caja de ahorros deja de dar créditos.
- Sin créditos no se venden más casas. Al no vender casas, las promotoras, las empresas de construcción y el resto de empresas por vía indirecta tienen pérdidas y quiebran
- El banco no puede recuperar los préstamos que dio a los promotores y al resto de empresas cuando parecía que todo iba a ir bien. Por lo que sus inversiones se convierten en deuda y el banco se hunde. 
- Además al hundirse el sector de la construcción, las empresas despiden a sus trabajadores, estos no pueden pagar su hipoteca y los bancos embargan unas viviendas que nadie quiere comprar. 

Así se pincha la burbuja especulativa. Entonces es cuando los inversores/plutócratas deciden  cambiar de estrategia, guardan sus beneficios en lugar seguro (paraísos fiscales) y dejan que todo se hunda.

En resumen: privatizamos un sector estratégico como la vivienda y dejamos de construir vivienda pública a bajos precios para que no presione a los precios hacia abajo, de esta forma creamos un sector rentable.  Para permitir el acceso a la vivienda a altos precios facilitamos el crédito para que los compradores puedan endeudarse. Así se mantiene una escalada de precios que genera grandes beneficios a unos pocos. La clase baja y media puede pagar al banco porque tienen trabajo gracias a la actividad económica derivada de la construcción de viviendas. Pero llega un momento en el que ya no hay más demanda de viviendas, se deja de construir y se despide a los trabajadores. Con más acreedores que no pueden pagar sus hipotecas los bancos dejan de dar créditos. Sin créditos no se construye más y se cierran más empresas del sector. Los nuevos desempleados también dejan de pagar sus hipotecas y la bola se va haciendo más grande.

Resultado: una minoría de la población se ha enriquecido de forma monumental al mismo tiempo que muchos van a perder su trabajo, su casa, su nivel de vida, etc. Todo lo anterior revestido desde los medios de comunicación con la pseudo doctrina económica del neoliberalismo, que funciona como la vaselina para poder metérnosla bien. En un ejercicio de creatividad paranoica, los economistas salvajes (defensores del neoliberalismo) ahora gritan desde sus medios de comunicación que la crisis que ha provocado el neoliberalismo en realidad se debe a que el neoliberalismo no se ha aplicado con la suficiente intensidad. La eficacia de los medios de comunicación y las redes sociales para el adoctrinamiento resulta sorprendente, incluso ideas tan  peregrinas como la anterior son aceptadas por  buena parte de la población.


Ahora los parásitos plutócratas buscan otra forma de seguir cubriendo su insaciable sed de riqueza material, piensan así:

Como ganamos menos dinero con la especulación, ¡que el gobierno nos regale el dinero directamente! ¿Si no para qué los colocamos en el poder?

A continuación, los gobiernos obedientes, como el del PSOE de J.L.R. Zapatero, o el PP de Mariano Rajoy, en lugar de dejar caer a las entidades financieras privadas aparecen con sus fondos públicos para salvar a los inversores privados. Los gobernantes europeos saben muy bien que si dejan caer el sistema financiero privado español, podría caer también el sistema financiero privado de otros países, sobre todo de Alemania y Francia. El motivo es que los bancos e inversores de esos países son los que invirtieron en la banca española, si se deja caer a los bancos españoles, ellos no cobran. Por eso exigen a España que rescate a sus bancos y que lo haga con fondos públicos para que todos los españoles paguemos a los inversores/especuladores alemanes, franceses y de otras nacionalidades. Si no se hace, el colapso del sistema financiero privado europeo obligaría a crear un sistema financiero alternativo público y , como es natural, nuestros políticos no podrían luego tener una jubilación millonaria como consejeros de entidades privadas.

En España, tanto el PP, como el PSOE han servido a la perfección a los intereses de sus benefactores.



La herencia que han dejado es una crisis económica, pero un aumento espectacular en el número de multimillonarios en España. Desde 1996 hasta 2006 se duplicó (hasta casi alcanzar los 2.000) el número de españoles que declaran poseer más de 6 millones de euros. Estas son las cifras oficiales en función de la declaración de la renta, ¿Qué pasaría si sumáramos todo lo que hay escondido en los paraísos fiscales?  
       .
Y VUELTA A EMPEZAR

Aquí me he limitado a describir la situación, pero de la misma manera que se sabe el por qué de estas crisis inducidas, igualmente se sabe perfectamente cómo solucionarlas. Situaciones parecidas previas han necesitado soluciones parecidas a las que se tienen que aplicar ahora. Únicamente tenemos que esperar a que los que están en el poder quieran hacerlo.

Después de 30 años de inconsciente adoctrinamiento neoliberal, si yo digo ahora, que la solución a la irracionalidad del neoliberalismo implica una mayor intervención del Estado en la economía, incluso como productor, supongo que muchos pensarán:

No es posible, todo el mundo sabe que toda intervención del Estado en la economía es ineficaz y perjudicial

Tal y como dice el padrenuestro del neoliberalismo.




[1] Hyman Minsky fue un economista estadounidense que trabajó en la universidad de Berkeley, autor de John Maynard Keynes (1975) y de Stabilizing and Unstable Economy (Estabilizando una economía inestable, 1986).
[2] Santiago Niño Becerra es economista catedrático de la Universidad Ramón Llull.
[3] Tal y como explica Wolfgang Streeck en su libro Comprando tiempo: La crisis pospuesta del capitalismo democrático (2016)
[4] Esta idea ha sido  desarrollada por Naomi Klein en su libro The Shock Doctrine (Doctrina del Shock)
[5] El endeudamiento total de empresas y particulares en España durante esta burbuja especulativa (datos del Banco de España):
Año 1992……261.365 millones de euros
Año 2000……559.407 millones de euros
Año 2004……945.697 millones de euros
Año 2008….1.869.882 millones de euros (sí, son 1,87 billones de euros).

  Dibujos de Pepe Medina, Chumy Chumez, el roto y Manuel Fontdevilla




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