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5. Datos económicos que demuestran el fracaso de las políticas neoliberales

Aquí mostraré algunas evidencias económicas sobre los resultados de las políticas económicas para poder comparar las neoliberales y las socialdemócratas keynesianas. Este análisis comparativo lo haré tanto de forma diacrónica (los datos de cada política en cada período) como de forma sincrónica (los datos de esas políticas en un mismo período)

Comparación del período keynesiano y el neoliberal


El catedrático Vicenç Navarro [1], nos explica que en los años en los que el neoliberalismo se aplicó con más intensidad (1975-2010), los resultados económicos fueron peores que en los años anteriores, cuando se aplicaron las políticas socialdemócratas keynesianas. La tasa de crecimiento anual de la riqueza (PIB) mundial ha pasado de un 4.9 % entre 1950 y 1973 a 3% entre 1973 y 1992 y de nuevo a un 2.7 % entre 1992 y 2001 (la edad dorada del neoliberalismo). Entre 1980 y 1998, la mitad de los países sufrieron la caída en el PIB per cápita real. El profesor Navarro también nos compara etapas cambiando los años para incluir la crisis del 70 en la etapa socialdemócrata (excluyendo a los países del bloque comunista). Las cifras del Banco Mundial hablan por sí mismas. Las políticas de la etapa keynesianas, incluso si incluimos en esta etapa la crisis de los 70, supusieron mayor crecimiento económico tanto los países desarrollados de la OCDE como en los subdesarrollados

Además tras el abandono de las políticas socialdemócratas se incrementaron las diferencias entre los países desarrollados de los subdesarrollados (según su diferencial de crecimiento). Si comparamos la riqueza del 1% más rico y del 1% más pobre, resulta que el periodo neoliberal su diferencia relativa aumentó un 77% en comparación con el período socialdemócrata. Más neoliberalismo ha significado menos crecimiento pero sobre todo, más polarización en el reparto de la riqueza hasta abrir una brecha brutal.
En la misma dirección van los resultados del informe de Mark Weisbrot y Deam Baker [2]. En las décadas 60-70, el crecimiento de los indicadores de bienestar social como mortalidad infantil, escolarización, esperanza de vida, índices de alfabetización, etc. fue mayor que en las décadas 80-90 (en las que se desarrolló el modelo neoliberal). El crecimiento económico fue mayor durante las décadas 60-70, hasta el punto que si en las décadas 80-90, se hubiera mantenido el ritmo, se hubiera duplicado el nivel de renta, y en realidad solo aumentó un 21%. Además el grupo de países con menos nivel de renta vieron un crecimiento económico negativo durante las décadas 80-90. Las tasas de crecimiento del tercer mundo pasaron de un 3,2 anual per cápita (60-70) a un 0,7% per cápita. Al mismo tiempo que aumenta su diferencia de crecimiento respecto al primer mundo, de 0,3, al 1,3, aumentando la diferencia de renta en un 333%. 
 

Comparación de las políticas neoliberales y las socialdemócratas en el mismo período


Bien es verdad que el argumento histórico que compara diferentes periodos (diacrónico) es débil, ya que incluye demasiadas variables que desvirtúan la comparación (crecimiento extensivo de la economía, desigual desarrollo tecnológico,  etc. ). Por eso es necesario otro tipo de planteamiento, el análisis comparativo durante el mismo periodo (sincrónico). Las políticas neoliberales no solo pierden desde una visión histórica, también son un fracaso si miramos la evolución de los países que adoptaron esas políticas y los comparamos con los que no lo hicieron en el mismo periodo.  Nos cuenta Vicenç Navarro:

En los países escandinavos, Austria y Benelux, la aplicación de las políticas neoliberales fue más reducida durante los 80 y los 90, por eso tuvieron mejores índices económicos que los países anglosajones. Les superaron en el crecimiento económico, empleo, coeficiente de Gini.

Incluso The Economist, un periódico londinense de ideología neoliberal, llegó a reconocer (en su editorial del 4 del 6 de 1992) que los países nórdicos han sido la pesadilla para los neoliberales, ya que han sido  los más eficientes y los más equitativos siguiendo políticas opuestas a las propuestas por los neoliberales.

Para poder presentar como buenos los resultados del neoliberalismo, se manipula y se seleccionan los resultados macroeconómicos, ocultando los que no interesan.

Veamos los resultados económicos del primer país que aplicó las medidas neoliberales; el Chile de Pinochet. Los dos intelectuales principales del neoliberalismo, Hayek y Friedman, alabaron la gestión económica de Pinochet y sus seguidores calificándola de “milagro económico”. ¿En qué basaban esta afirmación? Fundamentalmente en estos tres datos: crecimiento del PIB, aumento de la inversión exterior y crecimiento de los beneficios empresariales. Los dos primeros podría puntualizarlos, en realidad no fueron para tanto, pero mejor no me entretengo en los detalles.

¿Estos indicadores nos permiten concluir que Chile mejoró? En absoluto, aquí está el error del razonamiento. Como de costumbre los neoliberales confunden el interés general con el suyo propio. Chile no son solo los chilenos de rentas altas, Chile es mayoritariamente la gente de clase media y de clase baja. Lo que hay que preguntarse es si la población chilena en su conjunto salió beneficiada por la aplicación de estas políticas. Viendo los resultados macroeconómicos que  necesitamos para responder a esta pregunta, vemos que las reformas laborales neoliberales (privatizaciones, libre despido…) tuvieron dos consecuencias significativas:

- Por un lado supusieron un aumento espectacular del desempleo, pasando de una media por debajo del 5% durante los años 1966-1972, a una media por encima del 20% de 1975 a 1985.

- Por otro lado la represión sindical permitió un hundimiento del poder adquisitivo de los asalariados. Se pasó de índice de remuneraciones reales de 127 en 1972 a un 63 en 1976. El promedio en toda la época pinochetista estuvo por debajo del 90 [3]. Lo anterior supuso un deterioro en el nivel de vida de la mayoría de la clase media, y el empeoramiento de la situación de la clase baja hasta un punto no visto nunca en ese país.

Pero aún hay más. Los neoliberales no solo defienden reformas laborales, también defienden el desmantelamiento del Estado del Bienestar. Si a lo anterior (más paro, menos salarios) unimos la inexistencia de una cobertura social que amortigüe estos efectos, el resultado no puede ser más catastrófico para el pueblo chileno.

Si en 1970 el índice de pobreza era de un 22%, Allende en solo tres años y en medio de la crisis-castigo lo rebajó al 12%. Pinochet y las políticas neoliberales de Hayek y Friedman hicieron que en 1990 (año en el que Pinochet se retiró) el índice de pobreza aumentara hasta cerca de un 40 %. Este es el auténtico milagro.

Los efectos de estas políticas fueron tan dramáticos que el neoliberalismo en Chile significó la aparición de una lacra que no existía antes: el hambre. Según los datos de FAO y CEPAL en 1971 Chile era un país con suficiencia alimenticia plena, es decir sin hambre. Diez años de neoliberalismo después, en 1984, el 61% de las familias chilenas era incapaz de alimentarse adecuadamente. Según datos de la FAO/OMS, en 1986 en Santiago capital 8 de cada 10 familias estaban mal alimentadas (a pesar de que en alimentación debían invertir el 70% de su salario).

Este es el milagro chileno que en su día proclamaron Hayek y Friedman. Una sociedad que fomenta la miseria y el hambre para que la oligarquía se pueda enriquecer sin freno. Esa oligarquía agradecida es la que colmó de premios y reconocimientos a Hayek, Friedman y sus lacayos. ¿Milagro? El verdadero milagro es que aún hoy alguien pueda darle alguna credibilidad a los economistas neoliberales.

Evidentemente unas medidas con estos efectos sociales tan desastrosos, son mucho más difícil de aplicar en un sistema democrático. Y esto Hayek y Friedman lo sabían.

Naomi Klein habla en su obra La Doctrina del Shock del intercambio epistolar entre Hayek y M. Thatcher (primera ministra conservadora en Gran Bretaña). Por carta Hayek recomienda que se use el Chile de Pinochet como modelo para transformar la economía keynesiana británica. Se refería a las políticas diseñadas por los Chicago Boys que consistían básicamente en desmantelar la cobertura social, empeorar las condiciones laborales lo máximo posible (hasta la subsistencia del asalariado) y abrir el país a las inversiones de compañías extranjeras que quisieran aprovecharse de estas condiciones. El resultado fue un desastre social para la mayoría de los chilenos, pero todo un negocio muy lucrativo para la oligarquía y los inversionistas extranjeros. La respuesta de Thatcher a Hayek fue la siguiente:
 
Estoy segura de que usted entenderá que, en Gran Bretaña, dadas nuestras instituciones democráticas y la necesidad que aquí existe de alcanzar un elevado nivel de consenso, algunas de las medidas adoptadas en Chile son del todo inaceptables. Nuestra reforma debe ser conforme a nuestras tradiciones y a nuestra Constitución, aunque a veces el proceso deba hacerse exasperadamente lento
 
Lo que en realidad quiere decir es lo siguiente: En Gran Bretaña, como no tenemos dictadura, las recetas neoliberales debemos aplicarlas lentamente, para que la gente no se dé cuenta de que la estamos perjudicando. Explica Naomi Klein que para Hayek y el resto de sus seguidores esto fue una decepción.

Desde entonces se mantendrá esta estrategia. El neoliberalismo sólo se aplicará de forma rápida en países tercermundistas, en cambio en un país del primer mundo el neoliberalismo se irá inoculando poco a poco, tacita a tacita. Noam Chomsky ya habló de la conocida hoy como estrategia de la gradualidad: el neoliberalismo aplicado a un ritmo acelerado puede provocar disturbios sociales, en ocasiones es más eficaz neoliberalismo a dosis pequeñas para que no genere reacción. Esto ha sido asimilado completamente por los políticos neoliberales en los países del primer mundo.

Pero hagamos un análisis de los resultados de las políticas neoliberales que se aplicaron en el primer mundo comparándolos con otros países de su entorno. De nuevo Vicenç Navarro:

Las políticas neoliberales de Thatcher (en Reino Unido) y Reagan (en USA) de los 80, se suelen poner como ejemplo. Pero a pesar de la mejora de algunos indicadores macroeconómicos (crecimiento del PIB Y descenso del paro) hubo un descenso de los indicadores de la calidad de vida de la mayor parte de la población. Esto se debe a que los indicadores macroeconómicos que usan los neoliberales no miden ni calidad del empleo, ni distribución de la renta, ni desarrollo del estado del bienestar.

Se argumenta que donde con más rigidez se aplicó el neoliberalismo, en USA, el crecimiento del PIB de 1993-1998 en USA es superior a EU, pero no se dice que si analizamos el PIB per cápita ocurre lo contrario: USA 2´3 y EU 2´4. El aumento del PIB general en USA, se hace con el aumento de mano de obra barata mexicana. Además el crecimiento de UE fue mayor que USA durante los 80 y 90.

Uno de los principales argumentos para justificar el cambio de políticas y la implantación del neoliberalismo, es que la crisis de los 70 hacía inviable el modelo anterior. Según ellos, el aumento del paro y del déficit público obligó a abandonar las políticas anteriores de tipo intervencionista. Hagamos un análisis comparativo. Huber y Stephens [4] realizaron un estudio macroeconómico para ver la evolución entre los 1960 y 1990. Los datos muestran la siguiente conclusión: los países que mantuvieron las políticas socialdemócratas más intervencionistas (Suecia, Noruega, Dinamarca, Finlandia) tuvieron más crecimiento, menos paro y mejor coeficiente de Gini que los países anglosajones más neoliberales. Además su déficit público fue menor como media durante ese periodo comparándolo con el de los países más neoliberales (USA, RU, Canadá). Los países más neoliberales utilizaron el déficit público para superar las recesiones, estas no afectan tanto a los países con políticas más socialdemócratas. 

La verdadera causa de la crisis de los 70

 
Los datos anteriores refutan la explicación neoliberal que dice que las políticas socialdemócratas fueron las responsables de la crisis de los 70. Si desde los 70 sufrimos crisis económicas cíclicas más intensas que en las décadas anteriores. ¿Qué pasó en esa década para que las cosas cambiaran? Es fácil de descubrir. Hay un aspecto económico muy significativo que se modificó a inicios de los años 70. Me refiero a la desregulación del sistema financiero, curiosamente una reivindicación de los neoliberales. Incluso ellos mismos lo reconocen, Paul Volker [5] confiesa:

La libre variabilidad de las monedas (que pone fin al acuerdo Bretton Woods) es la principal causa de la desaceleración económica desde ½ de los 70

Vicenç Navarro nos habla del principal resultado de la desregulación financiera, el peligroso del movimiento de especulativo de capital sin control:

Tras la libre variabilidad del precio de las monedas y la desregulación de los mercados financieros, las inversiones especulativas pueden ser más rentables que las actividades productivas. Se introduce masivamente capital en el sur a corto plazo (especulativo), de modo que si hay más rentabilidad en otro lugar, se abandona rápidamente el primero provocando la crisis de este país o sector económico.

Cada día en los mercados financieros se mueven 1´7 trillones de dólares de tipo especulativo, contra esto la capacidad de los estados es muy reducida.

Veamos un caso concreto. En un alarde de cinismo, uno de los magnates que se ha enriquecido gracias a las políticas neoliberales lo reconoce abiertamente. Georges Soros es un referente fundamental para entender cómo funcionan las cosas, no viene del marxismo ni de la izquierda, es un multimillonario magnate de las finanzas sorprendentemente sincero. En su obra La crisis del capitalismo global explica cómo consiguió beneficios astronómicos mediante movimientos especulativos que hundieron la economía de varios países. Una decisión suya (especular para devaluar la moneda Tailandesa) desencadenó la crisis asiática de 1997. Explica cómo las reglas neoliberales exigen el uso de maniobras especulativas para ser competitivo, es decir, que las actuales reglas de la economía global te obligan a hundir economías nacionales, y a provocar crisis económicas continuas, ya que resultan muy rentables a los beneficiados. Él mismo reconoce la imposibilidad de conjugar moral y actividad financiera. Se excusa diciendo que el cambio de las reglas de juego no puede ser una decisión unilateral, debe ser global, pero como los que deben hacerlo, son los beneficiados de la situación, no va a ser el único que no entre en el juego salvaje del fundamentalismo de mercado:

Como actor del mercado, intento maximizar mis beneficios. Como ciudadano, me preocupan los valores sociales: la paz, la justicia, la libertad, o lo que sea. No puedo dar expresión a estos valores como actor del mercado. Supongamos que las reglas que rigen los mercados financieros deban cambiarse. No puedo cambiarlas unilateralmente. Si me impongo las reglas a mí mismo pero no a los demás, afectarían a mi propia actuación en el mercado pero no afectarían a lo que sucede en los mercados porque ningún actor por sí solo se supone capaz de influir en el resultado.

Estamos en una economía global que no tiene sistemas de control globales; en consecuencia, esa economía global está fuera de control y dirigida por una especie de ideología denominada fundamentalismo de mercado; esta ideología consiste en la creencia de que la búsqueda por parte de todos de sus fines individuales lleva a los mercados a un estado de equilibrio. 
 

¿Por qué se abandonó el sistema de Bretton Woods?

  
Durante la etapa socialdemócrata de mayor crecimiento y desarrollo (de los 40 a los 60), los impuestos a los más ricos eran muy altos, próximos al 100% de la tasa marginal. A continuación vemos como en los años 60 estos impuestos se reducen hasta el 70%, precisamente cuando se agravan los problemas de liquidez del Estado por los gastos en la guerra de Vietnam.  Cuando Nixon necesitó más capital para financiar la costosa guerra de Vietnam, en lugar de aumentar los impuestos decidió desligar el oro del dólar para poder aumentar el gasto público por encima de lo permitido legalmente por los acuerdos de Bretton Woods Esto es lo que se conoce como desregulación financiera del 71.  

Esta tendencia de reducir los impuestos a las rentas altas podemos verla viendo la evolución de la tasa marginal a las grandes fortunas en EEUU.
 

¿Por qué los Estados se endeudan ?

 
Tras la desregulación financiera de 1971, el dinero dejó de estar respaldado por el oro o el dólar. Este nuevo tipo de moneda sin respaldo físico se conoce como moneda fiat. Desde entonces los estados no tienen ningún límite legal a la hora de crear dinero, simplemente deben tener cuidado para evitar los problemas que acarrearía una exceso de dinero en circulación. La creación de dinero debe hacerse con cuidado para evitar los efectos negativos que podría tener en el valor de su moneda: podría devaluarse y eso perjudica a nuestro comercio exterior cuando la balanza comercial es negativa. En lugar de la financiación directa de los estados, se mantuvo ¿por inercia? la forma de financiación estatal que había hasta ese momento, desde los acuerdos de Bretton Woods: los gobiernos descontaban de sus gastos los ingresos obtenidos por los impuestos y si necesitaban más vendían bonos públicos para conseguir capital de inversores privados. Se ofreció una definición de los bancos centrales como si fueran entidades independientes del Estado. De esta forma los inversores privados podían prestar dinero al Estado a cambio de un suculento interés. De modo que el dinero que el gobierno podría obtener directamente de su banco central libre de deuda, se adquiere en forma de deuda en beneficio de unos intermediarios privados.

La justificación oficial dice que esto se hace así para evitar que gobiernos manirrotos gasten demasiado, pero esa afirmación incluye mucha carga ideológica que no resiste a un análisis con rigor. Primero que cada grupo ideológico tiene una concepción diferente de lo que es gastar demasiado. Y si se trata de limitar el gasto público ¿Por qué no se hace de otra forma, con algún tipo de límite legislativo? Si el objetivo es evitar el gasto excesivo, la política ya ofrece otros medios para poder limitarlo. Realmente el único valor añadido que ofrece la financiación pública con endeudamiento es que solo así se puede lucrar a un grupo de inversores privados. Inversores privados se convirtieron en los nuevos dueños del timón económico .
 

Corregir la inflación empobreciendo


Desde los años 70, el aumento del peso económico de los inversores privados no se ha contrarrestado con un aumento simétrico del peso del Estado en la economía, al contrario. En la recaudación de los Estados los ingresos derivados de los impuestos de la renta, los que pagan los ciudadanos según su riqueza, han ido disminuyendo lenta pero inexorablemente. En contrapartida se aumentaron los impuestos indirectos, al consumo, y se redujo el gasto público. Estas dos medidas son las preferidas por las clases altas ya que a ellos apenas les perjudica pero sí que afectan más duramente a las rentas bajas y medias. La justificación oficial que usan para defender estas medidas es que los impuestos indirectos son más útiles para controlar la inflación que los impuestos directos. Esto es porque las clases bajas y medias al ser más numerosas,  demandan más productos básicos que son los que marcan la inflación, en cambio las grandes fortunas al ser poco en número hacen un consumo total escaso y su efecto es menor en los precios. Esta forma de controlar la inflación tendría sentido si los precios aumentan por un aumento de la masa monetaria, por aumentar mucho dinero la cantidad de dinero en circulación. Pero la realidad es que rara vez la inflación se debe a eso, lo habitual es que las dinámicas inflacionarias se originen por un problema de oferta, es decir, que los precios aumentan porque se hunde la cantidad ofertada de un producto determinado o porque suba el precio de un producto determinado por escasez  

Intentar solucionar un problema que se ha debido a la oferta (menos productos) modificando la demanda (reduciendo el gasto público o aumentando los impuestos para que haya menos demanda) es muy injusto ya que se castiga a amplios sectores de la sociedad que no son responsables y quedan inmunes los miembros de las clases altas que suelen ser los responsables directos de las crisis que provocan inflación. 

Con esta forma de actuar se está desviando la atención y no se está afrontando el origen del problema. Si el aumento de la inflación se debe a la reducción en la oferta de un producto, la solución debería pasar por recuperar la oferta de ese producto aumentando su producción.  Efectivamente la inflación se puede controlar así, pero esas no son las únicas posibilidades así que se nos ofrece una interesada falacia de falsa dicotomía. Por ejemplo se podría también neutralizar la inflación aumentando la oferta de productos disponibles mediante inversiones directas, como se hizo durante los 30 gloriosos (1945-75). Si hoy se ha elegido esa forma de controlar la inflación no es por un criterio de interés general sino  porque esa es una forma que beneficia a los grandes capitales y que les permite preservar el valor de sus ahorros.

En los países que no tienen soberanía monetaria, como los países de la zona euro, para mantener las cuentas saneadas necesita un crecimiento económico que ya no está en sus manos, sino que depende de una dinámica económica que dirigen estos inversores-especuladores por su influencia en las decisiones del Banco Central Europeo.

Desde la llegada de Reagan,  los economistas neoliberales, que hasta ese momento eran una minoría, coparon todos los puestos relevantes de la administración económica y desplazaron a los demás. Las ideas que unos años antes nadie tomaba en serio por su poco calado intelectual, se convirtieron en el pensamiento ortodoxo oficial.  La tasas marginales (impuestos) a las rentas altas pasaron del 70% al menos del 30%. Incluso  gobiernos demócratas como el de Clinton apenas subieron la tasa unos puntos (por debajo del 40%). Gracias al adoctrinamiento neoliberal y a su infiltración en las instituciones académicas, las políticas de control de inflación orientadas al enriquecimiento de las rentas altas, se convirtieron en las únicas posibles dentro de la ortodoxia académica. TINA: “There is no alternative”. El pensamiento único en lo económico les permite sacar tajada incluso cuando sus propuestas nos lleven al desastre. Simplemente hay que esperar a que una nueva burbuja especulativa reviente para que el Estado entre en bancarrota, entonces se podrán “colar” nuevas medidas neoliberales con la justificación de la crisis.

¿Dónde ha ido a parar el dinero de los ricos?


John Christensen, director de Tax Justice Internacional nos proporciona un dato: basándonos en los cálculos del Fondo Monetario Internacional, la suma total de activos y deudas en los 70 paraísos fiscales es de alrededor de 18 billones de dólares, una tercera parte del Producto Interno Bruto Global. De los cuales unos 12 billones de dólares se corresponden a fortunas privadas de multimillonarios. Aunque las cifras OCDE son más bajas porque solo reconoce en torno a 40 zonas [6]. Sin embargo otros especialistas consideran que esta cifra en se queda muy corta. Teniendo en cuenta la falta de transparencia de los paraísos fiscales, perfectamente la cifra real de riqueza oculta en estos escondites podría acercarse al 50% de la riqueza mundial.  Una riqueza generada en épocas de pujanza que hoy permanece inactiva sin que se esté usando para corregir la crisis derivada de esa época de prosperidad.

En función de la cifra corta (10 billones) se calcula que se está defraudando a las haciendas públicas entre 1 y 1,6 billones de dólares. Con ese dinero no solo garantizaría de sobra  la solvencia de los Estados sin soberanía monetaria, como los de la zona euro, incluso se podría aumentar los servicios del Estado del Bienestar hasta hacer desaparecer el desempleo. 

En cualquier caso tampoco un Estado con soberanía financiera necesitaría recaudar para disponer de capital tal y como explica la Teoría Monetaria Moderna (TMM). Estos economistas sostienen que los gobiernos en la realidad no necesitan nivelar su saldo de gastos/ingresos porque en la práctica usan directamente el dinero producido por sus bancos centrales. Por ello pueden disponer de liquidez (dinero) en cualquier momento y su única preocupación ha de ser invertir estratégicamente para evitar que se descontrole la inflación. [7]

El motivo por el que se evita que los Estados puedan financiarse directamente de su banco central, además de permitir que los inversores puedan lucrarse comprando deuda pública, es poner límites a la creación de dinero que pueda devaluar, hacer perder el valor, de las grandes riquezas que ya han acumulado algunos y que tienen a buen recaudo en países de baja tributación.  
 

 ¿Por qué se cambió de paradigma?

 
Ahora volvamos al informe de Huber y Stephens. Nos muestra cómo los países más intervencionistas, que menos cambiaron sus políticas económicas, resistieron mejor a la crisis de los 70 que los países que adoptaron el modelo neoliberal. Entonces ¿A qué se debe ese cambio?
El mismo informe apunta la respuesta. En él podemos ver que hay un dato en el que los países neoliberales sí que ganaron a los socialdemócratas. En el de los beneficios del capital y los beneficios empresariales.

Esta fue la razón no reconocida, por la que se acabaron imponiendo las políticas neoliberales en lugar de las intervencionistas o socialdemócratas. No hay que olvidar los intereses de los que financian a los grandes partidos políticos. Las políticas socialdemócratas son menos rentables a las clases altas que las políticas neoliberales, al menos a corto y medio plazo.

En resumen: la financiación indirecta de los Estados a través de venta de deuda pública y la renuncia de la financiación directa sin deuda, supone un aumento de los beneficios de los grandes inversores. El control de la inflación aumentando los impuestos a las rentas medias y bajas y reduciendo el gasto público, supone una gran revalorización de los capitales acumulados por las rentas altas.


Mark Weisbrot [8] llega a la misma conclusión cuando estudia el resultado de las políticas que diseñó el FMI (Fondo Monetario Internacional). El FMI exigió a los países del tercer mundo que aplicaran políticas neoliberales para poder acceder a los préstamos del Banco Mundial (BM). Analiza el caso argentino y ve cómo los errores del FMI en sus vaticinios y sus recomendaciones fueron deliberados para poder aplicar unas medidas que solo beneficiaron a las grandes corporaciones. El previsible desastre económico y social posterior se consideró amortizado por el lucro obtenido. Weisbrot concluye que los errores del FMI son deliberados por lo que recomienda a todos los países se desvinculen de este organismo.



El carácter fraudulento del FMI y del BM es manifestado incluso por sus máximos representantes. Robert McNamara [9] reconoce que el éxito de las estrategias de BM es directamente proporcional al hambre y la miseria. Tomando las ideas del Experto del Banco Mundial Paul Streeten justifica su las actuaciones del Banco Mundial a pesar de que supongan un empeoramiento de la situación de los países sobre los se ejecutan. La idea de Streeten defendida por Mcnamara dice así:


Después de haber examinado la mayor parte de las experiencias de desarrollo en el Tercer Mundo, llegó a la conclusión de que era el éxito y no el fracaso de esas estrategias lo que provocaba el hambre y la miseria. [10]


No hace falta irse tan atrás para encontrar más argumentos en este sentido. El premio Nobel de economía Joseph Stiglitz [11] fue economista jefe y vicepresidente del Banco Mundial (1997-2000). Afirma que las políticas neoliberales defendidas por las instituciones financieras solo tienen un único objetivo, enriquecer a un puñado de personas.  Las propuestas del Banco Mundial y el FMI, no buscan la mejora de las condiciones de vida, su objetivo es lograr el mayor beneficio posible para las corporaciones o multinacionales. Una vez alcanzado este objetivo, no les importa si se hunde la economía de un país y se lleva a la miseria a su población. El éxito o no de una medida económica lo marca el saldo de beneficios de las multinacionales y no el bienestar social. Desde este razonamiento, países donde la mayoría de la población vive en condiciones penosas, se colocan como modelos de gestión económica, si sus gobiernos permiten la libre actuación de las corporaciones. Dice Stiglitz:

El FMI toma decisiones basándose en una extraña mezcla de ideología y mala economía, un dogma que apenas esconde intereses creados (...) Si Argentina hubiera seguido mejor las instrucciones del FMI, ahora estaría peor (...)  Ya advertí en 1997 del peligro de disturbios sociales al imponer políticas monetarias y fiscales demasiado severas  (...) Cuando trabajaba en el Banco Mundial pude ver los efectos de la globalización. (...) La administración que se ha hecho han tenido como resultado que ahora algunos de los países más pobres están mucho peor.
(…) El fundamentalismo de mercado neoliberal siempre ha sido una doctrina política que sirve a determinados intereses. Nunca ha estado respaldado por la teoría económica. Y, como debería haber quedado claro, tampoco está respaldado por la experiencia histórica. Aprender esta lección tal vez sea un rayo de luz en medio de la nube que ahora se cierne sobre la economía mundial.

 



Aumento de la desigualdad y de la extrema riqueza


Es muy fácil reconocer los efectos del neoliberalismo. El neoliberalismo supone siempre un aumento de la polarización social, es decir, aumenta la diferencia entre las rentas más altas y las más bajas. Por eso incluso cuando logra crecimiento de la riqueza en términos macroeconómicos (P.I.B) no consigue beneficiar a la sociedad en su conjunto. Esto puede soportarse en un país del primer mundo porque mantiene una cobertura social heredada de la época socialdemócrata, pero en un país del tercer mundo, sin esta base, siempre se acompaña en violencia social.

Demostración del desastre social que va unido a las políticas del neoliberalismo es el aumento de la delincuencia. El número de personas encarceladas en Estados Unidos pasó de 250.000 en 1975 a 744.000 en 1985, y alcanzó los 2,3 millones en junio de 2008. Son evidentes las cifras en este sentido en el país referente de los neoliberales: Estados Unidos. Según cuenta The Economist, a finales de la primera década de este siglo, esta nación tenía menos del 5% de la población mundial, pero casi el 25% de los presos mundiales. De cada 100.000 ciudadanos norteamericanos, 756 pasan por prisión en algún momento de su vida, un porcentaje 5 veces superior a la media mundial.

El misionero español José Collado, al ser preguntado por los resultados de las políticas neoliberales del FMI y del BM en el Níger nos dice: 
 
Las políticas del FMI y del BM no han traído ningún beneficio. Llevo más de 30 años trabajando aquí y veo como la pobreza va aumentando mientras los ricos son cada vez más ricos. Si (esas políticas) hubieran tenido algún efecto saludable se verían, y yo no los veo por ningún sitio, solo veo la mundialización de la pobreza (Entrevista que aparecen en el documental “El orden criminal del mundo” de TVE)

Durante las dos últimas décadas hemos visto que en términos generales la riqueza ha ido creciendo. ¿Podemos decir que las políticas neoliberales han supuesto un beneficio para una parte importante de población? En absoluto. Para las rentas bajas y medias que en los países ricos han vivido la ilusión de prosperidad, esto no ha sido más que un espejismo, una trampa. En realidad la riqueza no ha crecido para todos de la misma forma. Las rentas altas han visto incrementarse sus ganancias de forma desaforada. Estos acrecentados patrimonios gozan de total seguridad/impunidad gracias a la libertad absoluta de los movimientos de capital y a las nuevas políticas fiscales regresivas.

En los países ricos durante estos años los salarios han crecido la mitad que la productividad y la mayor parte de las ganancias han ido a engrosar los beneficios empresariales. Las rentas del trabajo (de los asalariados) han disminuido como porcentaje de la renta nacional mientras que las rentas del capital (inversionistas/especuladores) han aumentado espectacularmente. Según el FMI, en la Unión Europea de los 15, las rentas del trabajo pasaron de representar el 61,6% de la renta nacional en 1992, a un 57,6% en el año 2005. En España el descenso fue mayor, de un 62% a un 54,4% en el mismo periodo (El País, 8/7/2007). Los beneficios empresariales en la eurozona en el período 1999-2005, crecieron un 36% y los costes laborales tan solo un 18%. En España los datos son aún más clarificadores; en el mismo periodo los beneficios empresariales aumentaron un 73% y los costes laborales apenas un 3,7%  [12].

Las rentas medias y bajas han visto como mejoraba suavemente su situación. Pero estas mejoras están ligadas al mantenimiento de un salario y complementadas con el recurso a un crédito accesible. Una vez que la burbuja financiera estalla, aumenta el desempleo y se cierra el grifo del crédito. Ahora vemos los verdaderos resultados sin maquillar de las políticas neoliberales. Ahora las rentas medias y bajas pierden de golpe todas las mejoras adquiridas y retroceden ¿A la situación de partida? Me temo que no. Discretamente durante estos años se ha dejado que los mercados/especuladores vayan incrementando su poder empequeñeciendo a los Estados. Privatizaciones, reducción de impuestos, etc. nos ha llevado a una situación en la que la capacidad del Estado es menor para amortiguar las consecuencias sociales de la crisis. Y lo que es más grave, hoy el Estado lo tiene mucho más difícil para retomar las riendas de la economía y enderezar el rumbo. Hoy los mercados/especuladores tienen un peso en la economía tan grande que han dejado sin validez la propia ordenación democrática del sistema. El sistema democrático se ha diluido en la dinámica económica.

Las 500 mayores multinacionales del mundo no hacen más que aumentar su peso en la economía. Si vemos la evolución de su volumen de actividad en relación con el PIB mundial descubrimos una clara tendencia. Si en 1996 era del 38%, en 2006 alcanzó el 43%  [13].

Analizando estos años de desenfreno neoliberal vemos un cambio significativo en un dato: el referido al reparto y polarización de la riqueza. Y efectivamente en esto es en lo único en lo que han dado buenos resultados permanentes. Analicemos los casos de Estados Unidos, España y Argentina y a continuación veamos las cifras globales. Las cifras por países son distintos en función del grado de aplicación de las políticas neoliberales. Entre los países occidentales encabezan la lista de polarización los pioneros en la aplicación de estas medidas: Estados Unidos (donde se aplican desde Ronald Reagan) y Reino Unido (donde se aplican desde Margaret Thather).

Nos explica Susan George [14] que en Estados Unidos los resultados de las políticas neoliberales a partir de la crisis de los 70, han sido un éxito en el aumento de la desigualdad del ingreso de los norteamericanos. Entre 1977 y 1988 el 10% superior de las familias aumentó sus ingresos un 16%; de estos, el 5% superior, aumentó sus ingresos en 23%; pero el extremadamente afortunado 1% de las familias norteamericanas pueden agradecerle a Reagan su incremento en un 50%. Sus ingresos van de los 270 000 a los 405 000 dólares. En cuanto a los más pobres, el 80% de abajo, perdió algo y de acuerdo a la norma, cuanto más abajo, más pierde. En 1977, el 1% superior de las familias tenían un ingreso medio 65 veces más alto que el 10% de más abajo. Una década más tarde, el 1% ganaba 115 veces más.


En 1928, el 1% más rico de EEUU atesoraba el 23,94% de la riqueza (ver gráfico adjunto). Tras la crisis del 29, el porcentaje fue reduciéndose como consecuencia de las políticas redistributivas socialdemócratas. El porcentaje bajó por debajo del 10% en la década de 1970. Pero tras la ruptura con el pacto keynesiano que en EEUU lideró Ronald Reagan, el 1% más rico volvió a ganar cuota en la riqueza nacional hasta superar de nuevo el 23% en 2007 [15].

Según un estudio del Centro Conjunto para Estudios de la Vivienda [16] el 25% de los hogares de EE.UU. controlan el 87% de toda la riqueza del país. Pero si se mira más cerca en la distribución del ingreso, encontramos que el 1% por ciento de la población estadounidense controla el 42 por ciento de toda la riqueza financiera del país.



Desde 1999 a 2004, el número de estadounidenses en la pobreza que sufren de hambre o no tienen ‘inseguridad de alimentación’, se ha incrementado en 3.9 millones – 2.8 millones de adultos y más de un millón de niños. En 2002, 34.9 millones de personas vivieron en hogares con ‘inseguridad de alimentación’- donde no existe comida suficiente para la nutrición básica. Estas cifras están muy por encima de las 33.6 millones de personas en 2001 y las 31 millones en 1999 [17]. En el resto del mundo la tendencia ha sido la misma, variando en función de la mayor o menor intensidad en la aplicación de las políticas neoliberales.

En Argentina durante los 90 se impulsaron políticas neoliberales (privatizaciones y desregulaciones) con los gobiernos de Menem. El resultado fue que 7 millones de personas dejaron de ser clase media para transformarse en nuevos pobres. El coeficiente Gini pasó de 0.42 en 1992, a 0.47 en 1997. La sociedad se polarizó. La pobreza se disparó llegando a finales del 2002 al 58% de la población, cuando a inicios de los 60 era menor al 10%.

Si vemos lo que ha pasado en España. Durante el período 1999-2004 los costes laborales en España aumentaron solo un 3,7%, mientras que los beneficios empresariales aumentaron un 73%.

Es difícil lograr datos mundiales sobre la polarización de la riqueza. Los diferentes escenarios internacionales nos llevan al error al generalizar los datos estadísticos. Además modificando las variables podemos obtener resultados distintos. A esto se agarran los informes que ofrecen los neoliberales para intentar convencernos de la idoneidad de sus propuestas. Vicenç Navarro nos cuenta lo fácil que les resulta a los neoliberales falsear los datos para justificar sus acciones [18]:
 
Cuando Stiglitz y Rais Kanbur (entonces vicepresidente del Banco Mundial uno y director del informe World Development Report el otro) publicaron en el año 2000-2001 las cifras de pobreza en el mundo, indicaron (utilizando el mismo indicador de pobreza de 1 dólar por día por persona) que la pobreza había incrementado en 20 millones pasando de un 1,18 billones en 1987 a 1,20 billones en 1998.
Este informe dio pie a que el Congreso de EE. UU. (controlado por los Republicanos) amenazara con recortar los fondos del Banco Mundial, lo cual explica que el Banco hiciera otro informe, en el que usando el mismo indicador (de un dólar per cápita por día) mostró un descenso durante los años 1980-1998 de la pobreza de 200 millones de personas que es la cifra citada por el Presidente del Banco en sus declaraciones. Para aquel entonces Stiglitz y Kauban ya no trabajaban en el Banco Mundial.

Esta facilidad a la hora de maquillar y manipular los datos les ha llevado a presentar como éxitos rotundos fracasos de sus políticas. Como pasa con las políticas neoliberales aplicadas durante la dictadura de Pinochet en Chile. Tras diez años de aplicación de estas recetas económicas, Chile sufrió una recesión que hizo caer el PIB en un 15% entre 1982 y 1983, en un momento en que la tasa de desempleo alcanzaba el 30%. Rafael Urriola [19] habla sobre esto en su obra La Globalización de los desajustes.

El intento más reconocido de alcanzar datos objetivos sobre el reparto de la riqueza lo ha realizado Milanovic. En su informe [20] calcula que el 1% de las personas más ricas del mundo poseen tanto como el 57% del resto de la población mundial. Es decir 50 millones de personas ricas tiene el mismo nivel de renta que 2,7 billones de personas. Además esta diferencias no hacen más que incrementarse. En un solo año (1993) la distancia entre el 5% de las personas con ingresos superiores y el 5% de las personas de ingresos inferiores del mundo, subió de 78 veces a 114 veces. El número de millonarios ha aumentado de forma espectacular durante la etapa neoliberal. Si en 2008 era 10,1 millones de personas con un patrimonio mayor a 1 millón de euros (descontando su vivienda habitual), cuando en 1996 esta cifra era menos de la mitad [21]. A escala mundial la diferencia en el ingreso entre el 20 % de los más ricos y el 20 % de los más pobres ascendió de 30 a 1 en 1960; de 60 a 1 en 1990; de 74 a 1 en 1999, y proyectó que para el año 2015 será de 100 a 1 [22]. De acuerdo con un informe de la organización sin fines de lucro Worldwatch Institute: 
 
En los años 90 se registró un crecimiento sin precedentes del Producto Bruto Mundial, por valor de más de 10 billones de dólares, pero en ese período la cantidad de personas que viven en la pobreza casi no varió, y se mantuvo en torno a 1.000 millones. La brecha entre ricos y pobres se ensanchó en muchos países durante los años 90, con perjuicio de la estabilidad social y económica, a pesar de la prosperidad promedio del mundo en esa década

Desde 1995 a 2005, etapa de máxima aplicación de las políticas neoliberales, el aumento del PIB no ha repercutido en un aumento del bienestar global, los índices de pobreza se mantienen, lo que sí que se ha logrado es un espectacular aumento de los multimillonarios. Según un análisis que hizo la corporación financiera Merrill Lynch, el número de ricos se ha duplicado durante esos años.

En 1960, antes de la globalización neoliberal, el 20% más afortunado de la población del planeta era 30 veces más rico que el 20% más pobre En 1997, en la cumbre de la globalización, los más afortunados eran 74 veces más ricos que el 20% más pobre del mundo [23]. En 2006 el 10% más rico de los adultos ya poseía el 85% del total de activos. La mitad de la población adulta del planeta, sin embargo, tiene apenas el 1% de la riqueza global [24]. Podemos hablar de riqueza extrema.

Y esta brecha se ensancha cada día más. Hoy, si se suman los productos internos brutos de todos los países más subdesarrollados del mundo (con sus 600 millones de habitantes) no llega a igualar la fortuna total de las tres personas más ricas del mundo.

Las cifras actuales de polarización social son simplemente escandalosas. Esa riqueza acumulada en la época de bonanza, ¿está contribuyendo a corregir los efectos de la crisis económica derivada precisamente de esta época de bonanza? No.

El libre mercado financiero, el libre movimiento de capitales, maniobras varias de ingeniería financiera, etc. ha hecho posible que el grueso de esos capitales estén escondidos en paraísos fiscales. Allí se libran de las cargas impositivas que restarían deuda pública a los países que no tienen independencia monetaria, como los de la zona euro.

Podemos concluir que las políticas neoliberales comparadas con las anteriores han sido peores a la hora de lograr beneficios generales, pero han sido un rotundo éxito a la hora de beneficiar a las rentas más altas. Los datos de acumulación de la riqueza así lo atestiguan.

La última crisis financiera ha dejado sin argumentos defensores de las bondades de la desregulación. Brad DeLong, de la Universidad de California en Berkeley, lo ha llamado el "derrumbe intelectual" de la Escuela de Chicago (principal escuela del neoliberalismo). Durante los años de crecimiento especulativo, el ambiente entre los economistas neoliberales era de total optimismo y de negar la posibilidad de crisis. Comenta Paul Krugman como los afamados teóricos del neoliberalismo eran incapaces de ver lo que tenían ante sus narices:
 
Pero había algo que estaba sucediendo: una creencia general de que las burbujas sencillamente no tienen lugar. Lo que llama la atención, cuando uno vuelve a leer las garantías de Greenspan, es que no estaban basadas en la evidencia, sino que estaban basadas en el aserto apriorístico de que simplemente no puede haber una burbuja en el sector inmobiliario.

Y los teóricos de las finanzas eran todavía más inflexibles en este punto. En una entrevista realizada en 2007, Eugene Fama, padre de la hipótesis del mercado eficiente, declaró que "la palabra burbuja me saca de quicio" y continuó explicando por qué podemos fiarnos del mercado inmobiliario: "Los mercados inmobiliarios son menos líquidos, pero la gente es muy cuidadosa cuando compra casas. Se trata normalmente de la mayor inversión que van a hacer, de manera que estudian el asunto con cuidado y comparan precios".
 
(…) En pocas palabras, la fe en los mercados financieros eficientes cegó a muchos, si no a la mayoría, de los economistas ante la aparición de la mayor burbuja financiera de la historia. Y la teoría del mercado eficiente también desempeñó un significante papel en inflar esa burbuja hasta ese primer puesto.
Ahora que ha quedado al descubierto la verdadera peligrosidad de los activos supuestamente seguros, las familias de Estados Unidos han visto evaporarse su dinero por valor de 13 billones de dólares. Se han perdido más de 6 millones de puestos de trabajo y el índice de desempleo alcanza su más alto nivel desde 1940. Así que ¿qué orientación tiene que ofrecer la economía moderna ante el presente aprieto? ¿Y deberíamos fiarnos de ella?
[25]


Pese a lo sucedido, su hegemonía en los medios de comunicación les garantiza una ilusión de veracidad. Aunque intelectualmente están derrumbados, no lo están políticamente. La razón es obvia, en realidad las políticas neoliberales que nos han llevado a la crisis, sí que han sido un éxito para algunos. Los benefactores de los políticos y de los economistas neoliberales pueden estar orgullosos de sus lacayos. 

http://img.webme.com/pic/s/spidersystem/lacayos.jpg

El neoliberalismo salvaje 


El rico es el modelo a seguir, y los medios para lograrlo son válidos según su resultado. Todo vale, es la ley de la selva en lo económico, por eso a los defensores de esta teoría se les llama también neoliberales salvajes, o simplemente salvajes.

Para entender la catadura moral de los defensores del neoliberalismo valga este ejemplo. En 2002 el SIDA en Uganda hace estragos. Su ministro de sanidad pide medicamentos antirretrovirales valorados en 40 millones de dólares para evitar la muerte inminente de gran parte de su población. Varias ONGs y la agencia americana USAid están dispuestas a proporcionárselos, solo falta el visto bueno del FMI y del BM para que la operación pueda realizarse.

Entonces es cuando interviene FMI y el BM rechazando públicamente esta operación por sus efectos macroeconómicos. Según los expertos de estas instituciones, si se hace cambiaría la cotización de la divisa ugandesa y eso dañaría a sus exportaciones de café. Por ello consideran que lo mejor para Uganda es no recibir esa ayuda [26].

Si aún no lo ha entendido, se lo pondré más claro. La entrega de ayuda humanitaria a Uganda supondría una variación de la cotización de la moneda ugandesa y esto significaría una reducción de los beneficios de las multinacionales cafeteras instaladas en el país. Salvar la vida a millones de ugandeses no es admisible si eso puede repercutir en una reducción de los beneficios de las multinacionales. ¿La situación puede ser más disparatada? Sí, todavía puede ser más increíble. El propio ministro de economía de Uganda le dio la razón al FMI y al BM. Este político es una demostración de la fuerza convicción del dinero, que para algunos está por encima de cualquier otra consideración.

Este sistema financiero internacional exige a los países pobres que cumplan con sus deudas y que devuelvan unos créditos que en su día no repercutieron en beneficio alguno para el país receptor. Ahora, gracias a la variabilidad de las monedas, están en una situación de endeudamiento irreal y eterno. Para los defensores del sistema financiero, la pobreza o el hambre derivado de sus políticas no es suficiente motivo para rectificar. Para Ángel Olaran, misionero en Etiopía, un sistema que es capaz de esto puede calificarse de criminal, y habla de genocidio organizado a nivel internacional

Esta forma de hacer política ha llevado al periodista madrileño Miguel Jara a decir que estamos entrando en una etapa de totalitarismo global corporativo.

Los dramáticos resultados de las políticas neoliberales, nos permiten hablar de un genocidio oculto, y por ello sus defensores pueden considerarse terroristas económicos. Diego C. Delgado Jara [27] nos da las cifras del genocidio neoliberal:
 
El 25 de septiembre del 2000, (…) dato traído por la agencia informativa AFP: «Unos 19.000 niños mueren diariamente por las políticas monetarias» (El Universo, de Guayaquil, lunes 25/11/2000). Estos niños víctimas de las políticas fondomonetaristas y del Banco Mundial constituyen una parte importante de los cerca de once millones de menores de cinco años que perecen cada año por estos y otros motivos previsibles en gran parte, según cálculo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). De estos 11 millones de vidas infantiles que desaparecen al año, en esas condiciones, según la Organización Mundial de la Salud, OMS, el 15% perecen por enfermedades que se pueden prevenir con simples vacunas, el 18% a causa de infecciones controlables de las vías respiratorias, 17% por enfermedades diarreicas, 20% por trastornos perinatales, 7% por paludismo y 23% por otras causas previsibles. (El Universo, martes 2 de enero del 2001, pág. 8, 2da. sección.). Y conste que no hacemos la cuenta con los datos de las personas mayores de cinco años, situación que multiplicaría los alcances de este genocidio incalificable. (…) son 6’935.000 los infantes que fallecen cada año -por la misma causa; esta cantidad inmensa de seres humanos, y formada solo por criaturas de la más tierna edad, es mucho grande que la de todos los fallecidos en los campos de concentración en la II Guerra Mundial a manos del nazismo.

Jean Ziegler como miembro del comité consultivo del Consejo de Derechos del Hombre de la ONU en septiembre del 2010 hizo una petición pública. Tras recordar que cada cinco segundos un niño menor de diez años muere de hambre en el mundo (más de 37.000 personas mueren de hambre cada día) propuso lo siguiente: que los especuladores financieros, causantes de la crisis mundial comparezcan ante un nuevo “tribunal de Nuremberg, similar al que juzgó a los nazis al fin de la Segunda Guerra Mundial.

Notas al pie con la bibliografía

 
[1] Vicenç Navarro fue catedrático de ciencias políticas de la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona) autor de Neoliberalismo y Estado del Bienestar, y Bienestar insuficiente, democracia incompleta, entre otras obras.
[2] El impacto de la liberalización en el desarrollo de los países informe realizado por el Centro de Investigaciones de economía y política de Washington DC, en el 2004.
[3] Datos del Banco Central chileno y el CIEPLAN, base 1970=100. 
[4] Evelyne Huber y Jonh D. Stephens son catedráticos de la universidad de Carolina del Norte.
[5] Paul Volker fue gobernador del Banco Federal de USA, de ideología neoliberal.
[6] Informe sobre los paraísos fiscales: http://www.taxjustice.net/cms/front_content.php?idcat=148
[7] La Teoría Monetaria Moderna (TMM) es respaldada por economistas como  Randall Wray, William Black, Michael Hudson, Stephanie Kelton (autora de El mito del déficit),  James Kenneth Galbraith, hijo de reputado economista John Kenneth Galbraith y otros. 
[8] Mark Weisbrot es un economista estadounidense, columnista y co-director, con Dean Baker, del Centro para la Investigación Económica y Política (CEPR) en Washington, DC, además es comentarista económico en publicaciones como el diario New York Times y The Guardian.
[9] Robert McNamara, fue asesor de J. K. Kennedy, L. B.  Johnson, después fue presidente del Banco Mundial entre 1968 y 1981.
[10] Cita extraída de la obra de Serge Latouche, El planeta de los náufragos, ensayo sobre el postdesarrollo en la página 137 de la edición en español. Serge Latouche es licenciado en ciencias políticas, doctor en filosofía y profesor emérito de la universidad de Paris XI y del IEDES (Instituto de Estudio del Desarrollo Económica y Social
[11] Joseph Stiglitz es un economista de prestigio. Nobel de economía en 2001, ex-consejero de Bill Clinton y autor del libro El malestar en la globalización
[12] La silenciada causa de la crisis. Artículo de V. Navarro en el diario Público el 19/3/2009
[13] Según los datos anuales de la revista Fortune.
[14] Susan George en la conferencia titulada  Breve historia del neoliberalismo que realizó en el congreso Soberanía Económica en un Mundo Globalizado en Bangkok en 1999. Susan George es doctora en ciencias políticas y licenciada en filosofía. Es presidenta del comité de planificación del Transnational Institute de Ámsterdam, presidenta honoraria de Attac-Francia (Asociación por una Tasa sobre las Transacciones especulativas para Ayuda a los Ciudadanos).
[15] Datos que acompañan un artículo de P. Rusiñol en el diario Público el 01/11/2010
[16] El Centro Conjunto de Estudios de la Vivienda (Joint Center for Housing Studies) es una organización de la Universidad de Harvard para la información y la investigación sobre la vivienda en los Estados Unidos.
[17] U.S. Department of Agriculture, Household Food Security in the United States, 2002, Octubre 2003
[18] Condiciones económicas y sociales y riesgos para la paz internacional, que se expuso en el III Encuentro Salamanca sobre la Paz y el Derecho Internacional. 23-26 junio 2004. Salamanca. España.
[19] Rafael Urriola es Master en Economía Pública y planificación Universidad de París X (Nanterre). Ha sido profesor de Economía en las Universidades de Santiago de Chile y en la U. Central y Católica de Ecuador
[20] The World Income Distribution 1988 and 1993. First Calculations. Milanovic, B. 1999
[21] Datos del CapGmini World Wealth Report
[22] El profesor Jaime M. Zurita Campos ofrece estos datos a partir del informe de Naciones Unidas Human development report (Oxford University Press, 2000 y 2002)
[23] Datos que ofrece Ignacio Ramonet, ensayista y periodista, director de Le Monde Diplomatique
[24] Estudio del Instituto de Investigaciones Económicas para el Desarrollo de Naciones Unidas, en 2006 expuso las conclusiones de su estudio sobre el reparto de la riqueza.
[25] Artículo de Paul Krugman en El País el 13/09/2009
[26] Artículo de Enric González en El País el 29/5/2002 http://elpais.com/diario/2002/05/29/sociedad/1022623207_850215.html .
[27] Diego C. Delgado Jara, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Cuenca nos da las cifras del genocidio neoliberal.



Mapa/índice de la web/libro:

 

8 comentarios:

  1. saludos, estuve buscando "estrategias de gradualidad" de Chomsky y al parecer no es de él, podrías responder de dónde sacaste eso....
    tambien encontre las 10 estrategias de control mediatico, se le atribuye a chomsky como extracto de su libro "armas silenciosa pra una guerra tranquila", pero tambien parece que él nunca ha publicado nada con ese titulo.
    gracias por su comentario.

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  2. Creo que confundes la idea con el título de esa idea. La estrategia de aplicar gradualmente las políticas neoliberales es una idea de Noam Chomsky que ya aparece en sus primeras obras y se repite en las siguientes. La expresión “estrategia de la gradualidad” es una fórmula reciente para referirse a esa idea, pero a mí lo que me interesa es la idea, no el nombre que podamos dar a esa idea, si mañana otro propone otra fórmula para referirse a ello y la veo más apropiada la puedo cambiar sin ningún problema. Lo que suele atribuirse erróneamente a Chomsky es esa lista de estrategias que citas, pero eso no significa que él no defendiera ya la existencia de esas estrategias mucho antes de que se confeccionara ese artículo.

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  3. Lo que dices es tan absurdo que no merece la pena discutirlo. Cuesta creer como alguien puede soltar tamaña cantidad de tonterías. Hazte un transplante de cerebro y dedicate a la venta ambulante, a ver si así tienes más éxito, jojojojo

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  4. Hola:
    El comentario anterior, que para el autor no ha merecido respuesta, y es que no la merece, esto tampoco lo es, me ha sugerido la siguiente reflexión:
    Cuando se hace patente la absoluta ausencia de ética de sus planteamientos y por lo tanto la falsedad de sus promesas,a través de una crítica de datos y razonamientos, de conocimientos;la burla de baja estofa y de mal gusto, la descalificación y el insulto, son los únicos argumentos que cualquier neoliberal opone siempre a esos datos y razonamientos basados en el bien común que lo desenmascaran.
    Basta ver 1 minuto de 13 TV, etc. (si es que puede su estómago soportarlo, yo lo hago cada vez que me acuerdo de las buenas personas que hay por ella desperdigadas y me dan ganas de dar el 0,7 del IRPF a la Iglesia..., y se me pasan).
    Después de "tanto", reconozco que no entiendo del todo que aún puedan convencer a alquien que sepa leer y escribir y que no sea heredero directo de don Emilio.
    Un saludo
    P.D: Como dice una compañera nuestra: "Tenemos trabajo".

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  5. Saludos al autor del último comentario. Así es. Los defensores del neoliberalismo parten de dos premisas indiscutibles. 1- Mi enriquecimientos beneficia al conjunto de la población 2- El Estado es ineficaz gestionando recursos económicos. Estas dos ideas son dogmas que no ponen en duda en ningún caso, y a partir de esto justifican sus políticas. El fallo está en que son premisas falsas, por lo tanto todos sus razonamientos posteriores son inconsistentes. La verdad es que NO SIEMPRE mi enriquecimiento beneficia a los demás, en ocasiones pasa justo lo contrario y la ineficacia del Estado DEPENDE DE LOS POLÍTICOS QUE DEBEN GESTIONAR y no es intrínseca a la naturaleza del Estado.

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  6. Hola. Antes que nada debo dejar claro que soy un ignorante y que cuando abro la boca lo hago con cierto miedo de comentar una gilipollez, pero este tema me interesa demasiado como para permitir que la verguenza intelectual me encadene. Alguna vez escuche que cuando uno tiene preguntas que hacer es mejor hacerlas para poder ampliar la perspectiva que uno tiene del mundo.

    Tengo a ciertas personas cerca de mis circulos que defienden a muerte el "liberalismo", dentro del cual involucran tambien (sin mencionarlo explicitamente) el neoliberalismo. Me han recomendado autores como Juan Ramon Rallo y demas, los cuales rechazan casi en su totalidad la intervencion del estado en cuanto a lo economico (libros que aun no he tenido la oportunidad de leer y que de leer, mi escasa formacion en terminos economicos y politicos me impediria comprender profundamente).

    Aun asi debo confesar que en torno a esta ideologia (el neoliberalismo) existe en mi un profundo rechazo que no alcanzo a justificar debidamente a causa a mi escaces de recursos argumentales. Por eso me he dispuesto a buscar en google e intentar "documentarme".

    No voy a mentir: he buscado por frases como "el neoliberalismo es malo" o "argumentos anti neoliberalistas" y etc. No es necesario mencionar lo infantil y absurdo que resulta esto, puesto que si busco la verdad deberia deducirla yo mismo y no esperar que alguien supuestamente mas listo que yo haya llegado a la conclusion que yo desearia fuera la verdad.

    Aun asi, ¿como es posible que una persona que no tiene una formacion tan aparentemente compleja y tediosa como lo puede parecer la economia, historia y politica, que es necesaria para escribir articulos y libros; pueda discernir correctamente sobre estos temas? Quiero decir: ¿Como un chaval de 23 años alejado de estos temas puede discutir equiparablemente con personas inteligentes y formadas de de mas de 50 años que parecen entender extremadamente bien de lo que hablan?

    Me he dado cuenta de que no tengo manera de distinguir la verdad ante personas que argumentan con conceptos tan complejos a mi percepcion como los que engloban los temas economicos y politicos. ¿Commo se a ciencia cierta quien tiene la razon? Por lo poco que se cualquiera me puede engañar... mas facilmente alguien que me dice cosas que me gustaria oir.

    Mi pregunta es la siguiente: ¿De que manera deberia /documentarme /buscar en internet /comprobar datos, para comprobar todo lo dicho en este blog?

    Lo poco que he leido y entendido en este sitio me parece logico y agradable a mis oidos. No es que este en desacuerdo (todo lo contrario), solo quiero ampliar mi perspectiva para estar, quiza, mas seguro.

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  7. Saludos Cat Black, muy agradecido por tu comentario, tu planteamiento es muy interesante.

    Sobre de qué manera documentarse y buscar información, yo te puedo hablar de mi experiencia personal, aunque no tengo claro que sea extrapolable. Yo no tengo estudios universitarios de economía, mi formación es de historia. Dentro de la historia la economía ocupa un papel fundamental, pero a la hora de tratarla usamos un vocabulario más sencillo. La razón que me llevó a profundizar en este tema fue inicialmente técnica, no ideológica. Al desarrollar los contenidos de historia del siglo XX me encontré con este problema: el modelo teórico que normalmente se usa para explicar la crisis de los años 70 y evolución posterior, es incompatible con el modelo teórico que se usa para explicar la crisis del 29 y la evolución posterior. Dicho con otras palabras, hasta 1970 el desarrollo económico se explica desde una óptica socialdemócrata, pero desde 1970 se cambia y se pasa a usar el enfoque neoliberal. Esto es completamente inaceptable porque estas dos concepciones son incompatibles entre sí, y el resultado carece de rigor intelectual. Los alumnos de secundaria tenían que estudiar como causa de la prosperidad un hecho específico y en un tema posterior el mismo hecho, sin matices, se convertía en causa de la crisis. Y lo mismo con las medidas para salir de la crisis, las que nos sacaron de la crisis del 29 aparentemente eran las contrarias que nos sacarían de la de los 70. Aunque ambos modelos explican estas realidades, la incompatibilidad entre ellos hacía imposible la coherencia. O se usa el criterio socialdemócrata para explicar toda la evolución económica del siglo, o se usa el neoliberal o se usan ambos y se comparan. Pero ir alternando, y sin avisar, es incongruente. Después de mi propia investigación llegué a las siguientes conclusiones: (sigue en otro mensaje)

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  8. Después de mi propia investigación llegué a las siguientes conclusiones: (continuación del mensaje anterior)

    1- El modelo socialdemócrata también puede explicar la crisis de los 70, por lo tanto no hay ninguna razón objetiva para rechazar este paradigma para este periodo.

    2- El modelo neoliberal se usa para explicar la crisis de los años 70 y la evolución posterior coincidiendo con el hecho de que, desde esos años, la doctrina neoliberal se ha convertido en la hegemónica en los ámbitos académicos. Lo que es verdad es que las propuestas de esta ideología son las que ofrecen mayores beneficios a los inversores/especuladores, pero eso no la convierte en una herramienta útil para explicar la evolución económica en su conjunto.

    3- El modelo socialdemócrata se usa para explicar la crisis del 29 y la evolución posterior porque el modelo neoliberal es incapaz de hacerlo. O dicho de otra forma, según los principios neoliberales, el desarrollo económico y social de la décadas 50-60-70 no tiene explicación. Por lo tanto sí que hay una razón objetiva para rechazar el modelo neoliberal en la explicación histórica.

    4- Cuando el neoliberalismo intenta explicar la evolución histórica y choca contra la evidencia empírica, se convierte en una especie de filosofía metafísica independiente de la misma realidad.

    En conclusión: el modelo neoliberal efectivamente ofrece una explicación práctica para la realidad presente, ya que es la base doctrinal de la actividad financiera y bursátil y la consecución de beneficios de los inversores. Pero carece de utilidad para un análisis extenso a lo largo de la historia, ya que en la historia económica no tiene como centro de su reflexión los beneficios privados, sino los beneficios colectivos. Los economistas neoliberales como Juan Ramón Rallo, Daniel Lacalle, Jesús Huerta de Soto, etc. en realidad no son economistas analíticos, ante que nada son inversores/especuladores que defienden el modelo que más ventajas económicas les aporta a su actividad privada. Su falta de honestidad viene por intentar plantear como beneficioso para todos lo que en realidad es únicamente beneficioso para ellos o cuando responden con argumentos filosóficos a realidades empíricas. Cuando hablan de historia, más que economistas son filósofos. En cambio los economistas que cito en este artículo, sí que se dedican al análisis económico desde un punto de vista general, ya que, o no son inversores/especuladores, o este aspecto no influye en sus razonamientos.

    Con todo esto únicamente quería decir que mi forma de documentarme/buscar información nace de una necesidad concreta y acaba en el momento en el que encuentro la explicación que responde de modo coherente a mis preguntas. Quizás lo importante no sea tanto saber dónde están las respuestas sino cuáles son las preguntas.

    Un saludo y suerte.

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